El mundo es un pañuelo
La defensa de Arturo Romaní aportó al juicio oral una amplia documentación sobre las sociedades españolas Montilsa y Data Transmision Systems, controladas por el ex vicepresidente de Banesto y ex consejero delegado, de la Corporación Industrial. Estas fueron beneficiarias de unos 1.500 millones de pesetas de la presunta estafa llamada Operación Cementeras en 1990 y de otros 1.500 millones procedentes de las Operaciones Oil Dor y Centro Comercial Concha Espina.Según Romaní, se trata de un grupo empresarial panameño liderado por Jaime Domingo Cedeño. La sociedad Montilsa es propiedad de Veliades Holding (Suiza) y Data Transmision Systems lo es de Selino Establishment (Liechtenstein).
La sociedad Veliades, propietaria de Montilsa, según ya constaba en las investigaciones, tiene como representante al abogado Peter Schwarz. Este abogado, a su vez, es el que recibió según instrucciones dadas por Romaní a Hachuel, 17,4 millones de francos suizos procedentes de la Operación Carburos en 1990. Schwarz envió el dinero a la Fundación Levis, en Liechtenstein, cuyo representante es Hans Gassner, socio del bufete Batliner.
Para completar el esquema, Gassner es el fundador y administrador de Selino Establishment, Liechtenstein, propietaria de Data Transmision Systems, sociedad formada, según la tesis de Romaní, como Montilsa, para el panameño Jaime Domingo Cedeño.
Schwarz y Gassner son, pues, piezas en el engranaje que Arturo Romaní, quien de acuerdo con Conde, que diría Jacques Hachuel, hizo todo el montaje en Suiza y Liechtenstein. Es que el mundo de fiduciarios es un pañuelo. Fiduciarios especializados en gases y ferroaleaciones (Carburos Metálicos) y empresas cementeras.
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