Chillida y Oteiza sellan la paz con un apretón de manos
"Más allá de nuestras diferencias habrá siempre un espacio-tiempo para la paz", es la declaración final de un prolongado desencuentro, el de Jorge Oteiza y Eduardo Chillida, los dos grandes artistas vascos que ayer se reconciliaron con un emocionante, enorme y simbólico abrazo. Fue en Zabalaga, el caserío de Hernani donde Chillida tiene instalada una exposición de su obra escultórica que ayer mostró con detalle y afecto a Jorge Oteiza.Hacía meses que ambos artistas se cruzaban mensajes de distensión. Dos cartas que Oteiza envió a Chillida, y que éste respondió receptivo, fueron suficientes para dar por finalizado el negro episodio. Faltaba, sin embargo, dar el paso. La grabación de un programa que Euskal Telebista está realizando sobre Chillida fue considerado por ambos el momento preciso para dar a conocer esta reconciliación de dimensión histórica. Y así se hizo ayer.
El viejo Oteiza, con su bufanda roja de eterno rebelde, y Chillida, junto a su mujer, compañera inseparable, ofrecieron una de sus mejores esculturas al apretar sus manos y sellar su paz.
Babelia
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