Susana Rinaldi cree que el tango ya es patrimonio de hombres y mujeres
La cantante bonaerense actúa en Madrid
De ella escribió Julio Cortázar que era la más grande cantante de tangos de nuestro tiempo. Dueña de una voz profunda y afinada, Susana Rinaldi, que empezó como actriz, se ha comprometido con la Unesco en campañas de alfabetización y en favor de los niños de la calle. Tras 10 años de ausencia, actúa hoy y mañana en Madrid (Clamores) y el día 14 en Málaga (teatro Cervantes).
Susana Rinaldi es probablemente la cantante de tangos más famosa. Moustaki dijo que esta porteña había sabido poner en femenino el tango. "Las mujeres en la historia del tango siempre han sido objeto de figuras pintadas por los varones. Y figuras nunca muy agradables", asegura ella. "Cuando empecé hace 30 años creo que coloqué otra mirada sobre esa expresión cantada que es un patrimonio tanto de hombres como de mujeres".En 1976, Susana Rinaldi triunfó en París, la ciudad que había proyectado al mundo aquella música de baile nacida en lupanares a orillas del Río de la Plata. Reconoce haberse sentido como Juana de Arco, "cuando vine a descubrirles a los europeos un cúmulo de poesía metida dentro de un cancionero popular que hasta ese momento estaba interpretado únicamente como danza o como música instrumental. También les conté que no sólo era el tango: es la milonga, el candombe, el vals...".
Confirma que el tango está de moda en Europa. Su último disco, Sin estridencias, lo ha publicado una compañía sueca: "Se quedan sorprendidos al escuchar los nuevos repertorios en los que se habla de un presente donde todo ha cambiado y la vida tiene otra crueldad. Porque el tango está muy ligado a la nostalgia. Y la nostalgia ya no es lo que era".
Los últimos grandes
Los últimos grandes del tango desaparecen inexorablemente. En tres años han fallecido el cantante Roberto Goyeneche, el director de orquesta Osvaldo Pugliese y los compositores Virgilio Expósito y Héctor Stamponi. No está claro que haya relevo: "Hoy la economía ha pasado sobre nuestras cabezas. Ellos no pensaban en valores económicos, sino en valores estéticos, éticos... Pero en momentos de crisis donde sólo se habla de la guita no puede esperarse que nadie trate de exaltar otro tipo de valor". Su espectáculo Tangos de una noche "es una evocación del café concert de los años setenta, una época muy difícil para los artistas argentinos".
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