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La Virgen del Pilar viaja a 25 metros bajo tierra

Una imagen religiosa acompaña a las seis tuneladoras que horadan la capital para ampliar el metro

Fue la primera en partir y por ello le llaman La Adelantada, un nombre que evoca deliberadamente el título otorgado por los reyes de Castilla a los capitanes que partían hacia América. Al igual que los conquistadores, abre caminos y funda ciudades, aunque las tierras que explora están mucho más cerca, en el subsuelo de Madrid, y a sus conquistas, los responsables públicos les han dado nombre de estaciones: La Adelantada es una de las seis tuneladoras que horadan el subsuelo para ampliar la red del suburbano madrileño.A pesar de tratarse de una máquina, no es raro que cuente con nombre propio. Al contrario, existe la costumbre en todo el mundo de bautizar a las tuneladoras de modo similar a como se hace con los barcos. Los dos topos gigantes que amplían actualmente el metro de Londres, por ejemplo, se llaman Sharon y Traci.

En los trabajos que se realizan en Madrid, La Adelantada tiene tres hermanas gemelas y dos primas más pequeñas. El consejero de Obras Públicas, Luis Eduardo Cortés, y el personal de su departamento buscaron para todas ellas nombres "castizos, madrileños o con un significado histórico". Se llaman La Chata, Almudena, La Cibeles, Puerta del Sol y La Paloma. Esta última, por ejemplo, recibió ese nombre porque empezó a trabajar en la estación que se llamará Virgen de la Paloma, en la línea 7.

Cibeles y Puerta del Sol son las dos pequeñas, con un escudo de siete metros. Las grandes se adentran en la tierra con un escudo de nueve metros y medio de diámetro, y para hacerse una idea de su envergadura basta decir que cada una de ellas mide 115 metros de longitud, pesa 1.500 toneladas y cuesta entre 2.000 y 2.500 millones. Está "a unas 1.400 pesetas el kilo, como los filetes de añojo", bromea Manuel Melis, director de Infraestructuras del Transporte en la Comunidad.

Las tuneladoras de Madrid añaden a su nombre "castizo" la peculiaridad de que los responsables de las obras no las han encomendado, como es habitual a santa Bárbara, protectora de las tormentas y patrona de los mineros, sino a la Virgen del Pilar. Todas ellas llevan una imagen de esta Virgen, protegida por una hornacina, en la cabina de mandos. Manuel Melis, personalmente, se encargó de comprar las vírgenes en la plaza del Pilar, en Zaragoza.

El director de Infraestructuras del Transporte en la consejería justifica esa decisión en que todos los topos que trabajan en Madrid pertenecen al tipo de "tuneladoras de suelo", y son las "tuneladoras de roca", utilizadas cuando hay que horadar zonas duras, las que tradicionalmente se encomiendan a santa Bárbara. "Decidimos poner la Virgen del Pilar porque es la patrona de España", concluye Melis, que atribuye a la particular protección de esa Virgen los buenos resultados que está obteniendo la Consejería de Obras Públicas, Transporte y Urbanismo en los trabajos realizados por las tuneladoras: La Chata y La Cibeles han batido dos marcas mundiales en velocidad y tiempo de excavación.

La Chata, en concreto, que avanza a una media de 26,5 metros al día, el pasado 19 de noviembre consiguió progresar en una sola jornada 37,5 metros. La Cibeles, por su parte, en 115 días, del 24 de julio al 14 de noviembre, ha construido 1.938 metros de túnel, desde la estación de los recintos feriales hasta la del Mar de Cristal, en Hortaleza.

Curiosamente, La Adelantada, que trabaja en la línea que irá de Pitis a Peña Grande, es la tuneladora que avanza a un ritmo menor, un hecho que algunos de los operarios achacan, entre bromas, a que trabaja en el único túnel donde se ha colocado una imagen de santa Bárbara. "Será que la Virgen se ha enfadado", dice, entre bromas, uno de los responsables de las obras.

El pasado miércoles, tras taladrar y construir más de 1.800 metros de túnel, La Adelantada se encontraba en mitad de la futura estación de Peña Grande. Una veintena de hombres se afanaba a las tres de la tarde, dentro y fuera de su esqueleto, engrasando la cuna sobre la que la máquina se desliza para cruzar de un extremo a otro de la estación.

Cuando avanzan por el túnel, las tuneladoras comen tierra como las lombrices, pero actúan al tiempo como una serpiente que en plena muda va dejando atrás su vieja camisa. En su caso, se trata de escamas de hormigón que se acoplan para formar un anillo, denominado dovela. Hacen falta siete piezas para construir cada uno de esos anillos, que miden metro y medio de túnel ya construido. "El cerebro está delante, en la cabeza del gusano. El resto, los 140 metros que componen el cuerpo, está fabricado en Coslada, porque hemos querido que las obras del metro sirvieran también para generar trabajo en Madrid", explica Jesús Trabada, jefe de servicio en Obras Públicas.

Mitad serpiente, mitad lombriz, el gusano de metal recuerda también un submarino. Cuenta, de hecho, con una doble cámara de descompresión, necesaria para que el personal pueda soportar la enorme presión que ejerce el terreno. Ésta fue una de las condiciones que puso la consejería, tras visitar diferentes obras en Europa, cuando se eligió el tipo de tuneladora. "Puede ocurrir que las máquinas tengan que trabajar en una zona que esté inundada por el agua, y con la doble cámara de descompresión puede entrar el relevo de una cuadrilla de personal mientras sale la que está dentro", afirma Jesús Trabada. Este ingeniero explica que se trata también de máquinas mixtas: trabajan con el escudo abierto o cerrado. Así se usa cuando se excava en zonas con peligro para las edificaciones o el entorno. "Hay zonas con tuberías de gas, por ejemplo, en las que si se rompe una de ellas se organiza un desastre", concluye Trabada.

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