Réplica

Desde Alemania quiero contestar a la carta que publicó EL PAÍS, el pasado día 16 de noviembre, en la que me asombra la calificación de la señora Calero Grillo de "verdugos que se presentan como víctimas". Yo quiero detallarle que mi padre no pertenecía a ningún partido político, no se metió nunca en política, y en el año 1937, en Madrid, los partidarios del Gobierno legítimo le metieron en la cárcel y de allí no salió, dejando destrozada a una mujer con cinco hijos. Por lo visto, el haber trabajado en palacio en tiempos de la Monarquía o el ser católico simplemente era para ellos un delito suficiente para esa pena. ¿Quién es el verdugo? Yo no soy militar ni cura, no me meto en política, pero hay cosas que a uno le hacen explotar. Yo soy católico y no me arrepiento ni reniego de ello, como los comunistas que reniegan de su nombre y de su ideología, "dictadura del proletariado", para esconderse como demócratas con el único fin de atraer partidarios. ¡Qué asco me da la política! Ya veo que ustedes quieren remover las cenizas del pasado, mirando la paja en ojo ajeno sin limpiar el suyo. El perdón debe llevarse dentro del corazón sin necesidad de exteriorizarlo, cosa que, al parecer, ustedes no han conseguido, y quieren que los demás sigamos su ejemplo. ¡Qué pena me dan!- .