"Pintar es sentimiento", afirma Ramón Gaya, Premio Nacional de Artes Plásticas
El pintor prepara nuevos 'homenajes' con temas clásicos de la mitología y religiosos
El pintor y escritor Ramón Gaya (Huerto del Conde, Murcia, 1910) recibió ayer el Premio Nacional de Artes Plásticas, creado por el Ministerio de Educación y Cultura y dotado con cinco millones de pesetas, en reconocimiento a una vida dedicada al arte. En su casa estudio de Madrid dice que "ha pasado tiempo" sin llegar a concretar una queja. "Pintar es sentimiento, siempre; sin el sentimiento no podemos hacer nada. Creo en la pintura afirma mientras intenta controlar una jornada singular. Como escritor, acaba de publicar, el ensayo Algunas cartas (Pre-Textos).
El jurado que decidió el Premio Nacional de Artes Plásticas de este año estuvo presidido por el director general de Bellas Artes, Benigno Pendás, y en el mismo participaron Enrique de Andrés, Juan Manuel Bonet, Alfonso Pérez Sánchez, Daniel Giralt-Miracle, Álvaro Martínez-Novillo y el pintor Miguel Ángel Campano, que fue galardonado en la edición anterior de este premio.En su declaración, el jurado dice que ha concedido el premio a Ramón Gaya "por su trayectoria solitaria de creador al margen, que ha ahondado en un espacio propio y en un muy particular sentimiento de la pintura por encima de las modas y en circunstancias biográficas no siempre fáciles, así como por su capacidad para reflexionar en sus textos de gran coherencia y agudeza sobre el sentido de la creación artística".
Ramón Gaya recibió en el año 1987 la medalla de oro a las Bellas Artes. El pintor comentó ayer que se la habían robado de su casa, junto a otras piezas. "Trabajo siempre, sobre todo ahora que al tener menos distracciones, se acoge uno más directamente a la pintura y a la escritura". Autor de títulos ya clásicos desde los años sesenta, como El sentimiento de la pintura y Velázquez, pájaro solitario, el pintor no ha seguido escribiendo sus diarios (se ha presentado en Roma una edición en italiano), pero ha publicado Naturalidad del arte y artificiosidad de la crítica, y acaba de reunir en Algunas cartas, consistente en unos breves ensayos sobre el arte, la danza o el toreo (Ramón Gaya tiene pendiente la realización de un retrato de cuerpo entero de Rafael de Paula).
Las modas
"Si tiene interés para alguien, ahora estoy ocupado haciendo bocetos y dibujos preparatorios para emprender algunas telas al óleo mayores de las que estoy haciendo, con temas mitológicos y religiosos, como, por ejemplo, con diosas y dioses, temas que hacían Tiziano, Rembrandt. Son como homenajes a esos pintores, con otra fisonomía. Ellos representan la gran pintura y siempre son los mismos mientras algún día se vuelva al cuadro de tema. Hoy nadie se ocupa, no interesa, pero a mí me parece muy interesante. La mitología tiene mucho que ver con la vida. Los temas mitológicos, con dioses y venganzas, son aspectos sumamente vivos, y no se pueden resolver con una pinceladita, un raspado y unos rayotes".Gaya sigue en su línea pictórica desde que conoció en París las primeras vanguardias, a finales de los años veinte. "Mi pintura se parece a otras tentativas que he hecho antes. Todos los ismos han pasado en muy poco tiempo. Yo he visto irse el cubismo cuando yo empezaba a pintar cosas cubistas, cuando era un niño, a los 15 años, y me interesaban las cosas de Braque, Picasso y Juan Gris. Pero después, cuando fui a París y vi estos cuadros directamente cara a cara, me desilusionaron un poco. Me parecía un juego un poco inútil".
"La pintura que yo hago ahora es sin preocuparse de las modas. Puede haber modas, pero no puede faltar lo principal, el centro de la obra. Velázquez al hacer Las Meninas no está haciendo unas faldas de unas señoras, lo que está pintando es todo un mundo, toda una vida completa. La soldadesca aparece y desaparece con una gran facilidad. Tengo 87 años y les he visto pasar. Yo creo en la pintura como expresión de un sentimiento".
Gaya se acerca con frecuencia a ejemplos de la poesía y la música. "Cuando Mozar escribe un andante no escribe unos sonidos, sino la expresividad de uno sentimiento y una vida; lo mismo que sucede con la pintura y con la poesía".
El pintor admite que con frecuencia la memoria se marcha a su biografía anterior, a la generación del 27, a las Misiones Pedagógicas de García Lorca, a la guerra civil y la revista Hora de España, su largo exilio en México. "He tenido poca afición a las tendencias sociales, son cosas que existen y son necesarias. He tenido un gran respeto por esa otra realidad, una realidad viva, pero lo que siempre me ha atraido es el arte y el pensamiento".
El temporal de nieve retuvo ayer en Madrid al director del Museo Ramón Gaya, formado en 1990 en Murcia como fundación pública municipal, con 287 obras del pintor, entre pinturas, dibujos y grabados. Para Manuel Fernández-Delgado, Gaya "ha estado toda su vida renunciando a muchas cosas para hacer una obra y al final se está reconociendo esta serie de renuncias. Ha sido siempre la verdad, la coherencia y, muchas veces, la vida. Está en sus obras, son un autorretrato permanente".
Babelia
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