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Gran cautela en la OTAN ante la nueva oferta del Kremlin

Xavier Vidal-Folch

La Alianza Atlántica recibió ayer con extremada cautela las nuevas propuestas de reducción de arsenales nucleares de Yeltsin, justo en el día en que se reunía a nivel ministerial el Comité Conjunto Permanente OTAN-Rusia creado por el histórico pacto cerrado antes del verano."Creo que el presidente Yeltsin y su ministro de Exteriores deberían explicar exactamente lo que tienen en mente", indicó el secretario de Defensa norteamericano, William Cohen. Su segundo de a bordo, Walter Slowcombe, trató de enmarcar la oferta moscovita sobre la reducción de armas estratégicas (nucleares de largo alcance) más que como "una declaración unilateral" como "una indicación de los niveles que se han propuesto para [las negociaciones de] el START-3". El resto de aliados suscribieron el espíritu de estas respuestas.

Si la Alianza ha cogido con papel de fumar las nuevas promesas de Yeltsin es porque está escaldada. No es la primera vez que un anuncio suyo sobre desarme lanzado a bombo y platillo queda enseguida convertido en agua de borrajas. Sucedió con la promesa de desmantelamiento práctico de las ojivas nucleares realizada por Yeltsin en la cumbre OTAN-Rusia, inmediatamente diluida por su Ministerio de Defensa. Ocurrió también con el solemne anuncio de que suscribiría el tratado de prohibición de las minas antipersonales.

Ratificación del START-2

Además, la OTAN recuerda que ya la pasada primavera Washington estimuló a Moscú a ratificar el Tratado START-2, pendiente del visto bueno de la Duma. En aquella ocasión se le sugirió la disposición norteamericana a poner sobre la mesa nuevas propuestas de reducción armamentística en el START-3, siempre que el anterior entrase enseguida en vigor. Todavía sigue en el limbo.El aspecto concreto más Interesante en la exégesis de la oratoria del Kremlln lo ofreció el ministro ruso, Igor Sergueiev, cuando explicó que las reducciones de armamento convencional sugeridas por su presidente se referían a la zona báltica, Kaliningrado (antiguo territorio polaco ocupado por Rusia) y el entorno de San Petersburgo. En caso de significar algo nuevo, esta promesa podría constituir una respuesta suave a la manera también suave en que los aliados han diseñado la ampliación al Este: la modestia de su alcance financiero -1.300 millones de dólares- revela también que descartan que la ampliación suscite riesgos defensivos añadidos por parte de Rusia.

Sergueiev se comprometió en el Consejo Conjunto Permanente a participar en la fuerza que reemplace a la SFOR (fuerza de estabilización de la paz) en la ex Yugoslavia. "El compromiso de contribuir a la estabilidad de la región lo compartimos todos los miembros" de la actual SFOR, los pertenecientes a la OTAN y los externos aseguró.

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