Más de 100 naciones se disponen a prohibir las minas antipersonas
Más de 100 países firmarán esta semana un tratado para prohibir las minas antipersonas durante una conferencia internaciónal que se inauguró ayer en la capital canadiense, Ottawa, sin la participación de algunos de los países con la más alta producción de minas, cómo Estados Unidos, China, y Rusia.
La conferencia también servirá para establecer planes para la eliminación de los millones de minas enterradas en el planeta. Se calcula que existen entre 60 y 120 millones en más de 60 países. 800 personas mueren cada mes víctimas de la explosión de estos artefactos, y otras 1.200 resultan heridas.Lloyd Axworthy, ministro canadiense de Exteriores, instó ayer a la firma inmediata del tratado durante su discurso de apertura de la conferencia, pero avisó que sólo es "el primer paso" de un proceso largo. "La prohibición de las minas antipersonas no tendrá ningún sentido si no se cumple, y si no se adquiere el compromiso de eliminarlas", dijo Axworthy.
Unos 121 países firmarán hoy y mañana el Tratado para la Prohibición de las Minas Antipersonales, que fija un plazo de dos años para impedir el uso, venta, y producción de estas minas. Japón y Venezuela son las incorporaciones más recientes al tratado. También el ministro de Asuntos Exteriores finlandés, Tarja Halonen, dijo ayer en Helsinki que su país podría estar dispuesto a firmar el acuerdo.
Un grupo de 89 naciones apoyó el borrador del tratado que se constituyó en Noruega el pasado mes de septiembre. Ese grupo ha ido creciendo desde que la norteamericana Jody Williams recibió el Premio Nobel de la Paz en octubre por sus esfuerzos para eliminar las minas antipersonas.
Williams, que ha criticado al presidente norteamericano, Bill Clinton, por oponerse al tratado, volvió ayer a regañar a su país natal: "Veremos quiénes están al lado de la humanidad. Los que no firmen el tratado se verán estiginatizados, y los que continuen usándolas, estarán condenados al ostracismo". Williams, que trabaja para la Campaña Internacional para la Prohibición de Minas, subrayó que el tratado "salvará millones de vidas y evitará que otros millones se destrocen". EE UU, el gran ausente de este acuerdo, se defiende ante estas críticas con el argumento de que quiere firmar el tratado, pero sólo si se exceptúa el uso de las minas para proteger a sus tropas en Corea.
El proceso de desactivar minas ya enterradas es muy peligroso y lento. Eliminar una mina enterrada puede costar hasta 1.000 dólares (150.000 pesetas), y su fabricación no supera los 30 dólares.
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