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Muere en París Stephane Grappelli, el más célebre violinista del jazz

Stephane Grappelli falleció ayer en París a los 89 años, como consecuencia de complicaciones tras una operación de hernia. Nació en la capital francesa el 26 de enero de 1908 y era, sin duda, el violinista más original y emblemático del jazz, un pionero que enseñó a su instrumento un lenguaje nuevo, dulce y acariciante, pero firme y vigoroso, apto para crecer en un mundo dominado por trompetas tórridas y saxos voluptuosos.

Grappelli conservó hasta el final una envidiable claridad mental y una asombrosa capacidad técnica. En sus últimos conciertos seguía vistiendo sus típicas camisas floreadas hawaianas y no había traicionado ninguna de sus ideas originales. Sus temas favoritos, miniaturas de otra época, suenan todavía como cuentos breves deliciosamente optimistas.Era blanco pero practicaba la música negra por antonomasia y se hizo mundialmente famoso junto a un guitarrista gitano, Django Reinhardt. Tras sus modales exquisitos y refinados de europeo bien educado ocultaba siempre un genio alerta, intuitivo y polifacético. Era astuto como un lince y ejemplificaba al superviviente perfecto: perdió a su madre a los tres años y su padre, un gran amante de la música, tuvo que separarse temporalmente de él para combatir en la I Guerra Mundial. Uno de los primeros regalos que recibió tras el reencuentro fue un violín y clases de solfeo, pero sus modelos principales, a falta de discos y emisoras radiofónicas, fueron los músicos callejeros. Acompañó películas mudas inspirándose en Mozart y Schumann, hasta que escuchó una versión de Lady be good que le hipnotizó. Antes de cumplir los 20 años ya había formado parte de diversas orquestas de baile y empezaba a presentir que casi toda la verdad del jazz se encerraba en el fraseo vehemente de Louis Armstrong. El capítulo más importante de su vida, el que escribió con el guitarrista belga Django Reinhardt, determinó un antes y un después en su carrera.

Escuela

La historia del Grappelli maduro resulta imposible de resumir. Se midió con gigantes del mundo clásico como Yehudi Menuffin, colaboró con infinidad de Jazzmen de todo origen estilístico y ayudó a consolidar una escuela del violín francés de jazz de la que han salido nombres tan eminentes como Jean Luc Ponti o Didier Lockwood. En su monumental discografía figuran maravillosos discos, entre los que se pueden entresacar Venupelli blues, grabado junto a Joe Venuti, otro histórico violinista; Feeling + Finesse = Jazz, una fórmula exacta de su filosofía musical, y Young Django, un refrescante homenaje a su compañero de épocas gloriosas.Hace unos años, el sello Verve lanzó un doble disco, titulado Grappelli story, que intentaba abarcar lo inabarcable. El subtítulo lo decía todo: Las grabaciones históricas 1938-1992. La obra de Grappelli elude cualquier intento de resumen, porque antes y después de fechas tan distantes había sabido convertir cada canción en un clásico instantáneo.

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