Cuatro de cada diez profesores de las universidades públicas son eventuales
El 40% de los profesores de las universidades públicas madrileñas padecen una situación laboral de precariedad, según denunció ayer el secretario general de enseñanza de Comisiones Obreras, Jaime Cedrún. De los 12.704 docentes que trabajan en las cinco universidades públicas analizadas -todas, salvo la recién nacida Rey Juan Carlos-, algo más de 5.000 son interinos, profesores asociados a tiempo completo o parcial y ayudantes que ya han superado sus cinco años de formación.
FERNANDO NEIRA Madrid
Esta situación de inestabilidad laboral redunda en un deterioro de la calidad de la enseñanza, apuntaron en el sindicato, "en la que los alumnos juegan el papel de sufridores".La universidad madrileña con una plantilla más inestable es la Carlos III, ya que sólo el 27,5% de sus integrantes son funcionarios con una plaza en propiedad. El caso contrario se encuentra en Alcalá, con casi el 70% de empleos estables. El porcentaje de profesores funcionarios asciende al 60% en la Complutense, el 65% en la Politécnica y el 58,5% en la Autónoma, siempre según CC OO.
Ángel Ponce, delegado de este sindicato en el profesorado de la Politécnica, calificó la actual estructura de las plantillas de "esquizofrénica". La central sindical ha convocado mañana, a la una de la tarde, una hora de paro en los campus madrileños para exigir una reordenación laboral.
El responsable sindical en el campus de Alcalá, Jacinto NavIet, cree que esa incertidumbre laboral ocasiona una proliferación de titulaciones o masters singulares, una tendencia que criticó. "Ante la falta de recursos y su salario relativamente bajo, el profesorado se da cuenta de que debe ganarse la vida de otra manera", dijo. Esa forma de ganarse la vida consiste en promover cursos en los que la matrícula cuesta un mínimo de 500.000 pesetas y el 90% de los ingresos se reparten entre el profesorado (las direcciones de los cursos se remuneran con más de un millón de pesetas). NavIet razonó: "Si esas titulaciones son realmente necesarias, deben ser públicas en vez de pagarse a precio de oro. Esta tendencia de los títulos propios está viciando la universidad y resultando determinante en la pérdida de calidad docente".
Estas titulaciones se han generalizado en Derecho, Ciencias Económicas y todo tipo de carreras científicas. Quienes imparten las clases obtienen de esta manera unos ingresos mucho más sustanciosos que con su propia ocupación como empleados públicos.
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