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La presidenta Plavsic teme por su futuro tras pedir que Milosevic sea juzgado en La Haya

Las recientes declaraciones a EL PAÍS de la presidenta de la República Srpska, Biljana Plavsic, en las que afirmaba que el presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, de bería comparecer ante el Tribunal Internacional Penal de La Haya, para crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia, antes que personajes como Radovan Karadzic o el general Ratko Mladic, han provocado una tormenta política en la mitad serbia de Bosnia que podría llegar a condicionar la misma formación del Gobierno que ha de salir de las elecciones parlamentarias celebradas el pasado fin de semana, según los propios dirigentes del partido de Plavsic, Alianza Popular Serbia (SNS).

ENVIADO ESPECIAL"Los socialistas serbobosnios se aliarán con nosotros para formar Gobierno, aunque todo depende finalmente de las órdenes de Milosevic desde Belgrado. Quizá su entrevista con la presidenta les haga cambiar de opinión", comentaba preocupado el martes el jefe del SNS en la estratégica ciudad de Bijeljina, DJordje Krsmanovic. Con resultados todavía preliminares y parciales de los comicios, los dos bandos enfrentados claman victoria. Pero el partido de Plavsic, que tiene como aliados seguros a pequeñas formaciones socialdemócratas y liberales, cuenta, sobre todo, para un eventual Gobierno con la rama local del partido de Milosevic, el más importante de la oposición en la República Srpska hasta la reciente fundación de la. Alianza Popular.Las declaraciones de Plavsic publicadas el pasado sábado por EL PAÍS fueron reproducidas inmediatamente por los medios informativos de Belgrado, menos controlados por el poder y rebotadas a la vecina mitad serbia de Bosnia. Sin el Partido Socialista, coinciden en señalar todos los analistas, el bloque electoral de la presidenta rebelde no tiene ninguna posibilidad de obtener más del 50% de los 83 escaños del Parlamento de la República Srpska. La dirigente serbobosnia ha dicho recientemente en privado a algún alto representante internacional que dimitiría de su cargo si no puede formar un Gabinete de coalición.

Plavsic, de 66 años, que hasta el año pasado, cuando todavía era vicepresidenta de Karadzic, prodigó soflamas a favor de la limpieza étnica llevada a cabo por los suyos en Bosnia, se rebeló este verano contra sus antiguos correligionarios de Pale, cuya corrupción no ha cesado de denunciar desde entonces con el apoyo de las potencias occidentales que garantizan la estabilidad de Bosnia Herzegovina tras los acuerdos firmados en Dayton hace dos años.

A una pregunta de este enviado sobre si estaría dispuesta a entregar al tribunal internacional que juzga los crímenes de guerra a su antiguo jefe Karadzic y al general Ratko MIadic, la presidenta respondió textualmente: "Nunca se me ha planteado esa cuestión, pero si se me pidiera lo pensaría. Antes que ellos, sin embargo, deben ir otros, quienes firmaron en Dayton". ¿Se refiere usted a Milosevic?: "El, el primero, pero también Momcilo Krajisnik y Alexa Buha" [jefe éste del partido gobemante].

El calculado guiño de la señora Plavsic a sus valedores occidentales fue contrapesado inmediatamente por la abultada repercusión informativa del desafío y la dependencia poselectoral de su partido de los hombres de Milosevic en la mitad serbia de Bosnia. El Gabinete de Plavsic en Banja Luka remitió el lunes una nota a televisiones y periódicos de Belgrado, ampliamente difundida, en la que se afirma que la presidenta serbobosnia "nunca mencionó el nombre de Milosevic" en su entrevista con este periódico.

Autoridad cuestionada

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La autoridad de Milosevic no había sido cuestionada antes públicamente de forma tan abrupta por ningún dirigente serbobosnio. En la misma entrevista, Plavsic afirmaba que no reconoce al presidente yugoslavo como jefe de los serbios, como él se pretende. La animosidad de la ferviente anticomunista Plavsic hacia Milosevic viene de atrás. En 1993, incluso rechazó en Pale estrechar la mano del entonces presidente serbio, que había acudido a la capital serbobosnia para intentar convencer a sus dirigentes de que aceptaran el plan de paz Vance-Owen.El estado mayor de Plavsic en Bijeljina, formado básicamente por desertores de la formación gobernante (SDS) pasados a la Alianza, analizaba con inquietud el martes la información de los periódicos de Belgrado sobre las declaraciones de la presidenta a EL PAÍS. Bijeljina es considerada por todos lugar clave de la República Srpska, por su condición de "frontera" política y económica entre los dos bandos en lucha.

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