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Entrevista:

"No desearía que los islamistas fueran ilegalizados"

Juan Carlos Sanz

A caballo de dos continentes, Turquía pide subirse al tren europeo, aunque sea en el estribo. El descontrol de la economía, la vulneración de los derechos humanos y el conflicto armado del Kurdistán amenazan con dejar fuera de la UE al único país musulmán miembro de la OTAN. El miedo a suspender el examen para ingresar en el club de Bruselas se extiende por Ankara, donde el Tribunal Constitucional sopesa la ilegalización del partido más votado en las últimas elecciones (1995): el islamista Refah.El pasado julio, Mesut Yilmaz volvió a ser primer ministro, por segunda vez en lo que va de legislatura, tras la salida del poder del Partido del Bienestar. El líder de los islamistas turcos, Necrnettin Erbakan, acababa de renunciar a la jefatura del Gobierno ante las presiones del Ejército. Los generales, que declararon la "guerra. a muerte" al integrismo, se abstuvieron esta vez de sacar los carros de combates a las calles, entre otras razones, para no malograr la aproximación turca a la UE.

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Yilmaz ya fue ministro de Exteriores en el Gobierno del conservador Partido de la Madre Patria, y como primer ministro, mantiene aún una afición a la diplomacia que le ha llevado en el último mes a visitar Bonn, Viena y París. Y a desayunar ayer en Roma, con su homólogo Romano Prodi, antes de almorzar con José María Aznar en La Moncloa. Y nada más llegar al hotel donde ayer se desarolló esta entrevista, telefoneó al canciller alemán, Helmut Kohl.

Pregunta. Su ministro de Exteriores no ha acudido hoy a Bruselas a reunirse con los jefes de la diplomacia de los Quince. ¿Qué ha ocurrido?

Respuesta. Entendimos que de allí no iba a salir ninguna decisión, ante la postura obstaculizadora de Grecia. Por eso no hubo necesidad de reunirse.

P. ¿Confía en que Turquía estará presente en la Conferencia Permanente Europea (antesala para las negociaciones de adhesión)?

R. Acabo de hablar ahora mismo con [Helmut] Kohl y me ha dicho que ya no queda ningún obstáculo sobre este tema. La Conferencia no tiene una relación directa con la ampliación de la UE. Va a ser solamente una reunión informativa en la que Turquía participará como duodécimo país, en calidad de posible candidato a la ampliación. Grecia también está en contra, pero no creo que consiga resultados.

P. ¿Y cuál es la posición española, tras su reunión con Aznar?

R. He visto una postura mucho más favorable de lo que me esperaba. España es un país que siempre nos ha ayudado en esta cuestión. Durante el último mandato de Felipe González la presidencia española de la UE hizo mucho por el Tratado de Unión Aduanera con Turquía. Y yo también mantengo una antigua amistad con Aznar -los dos somos vicepresidentes de la Unión Democrática de Europa-, quien nos ayudó mucho en la última cumbre de Luxemburgo.

R. El tradicional veto de Grecia parece complicar las aspiraciones europeas de Turquía.

P. Hace tres semana me reuní con [Costas] Simitis [primer ministro griego] en Creta, en la cumbre de países balcánicos. El conflicto entre Grecia y Turquía estriba en la denominación que cada uno de nosotros damos a los problemas existentes, y tenemos varios, la mayoría de los cuales tienen que ver con el mar Egeo. Yo

hice un llamamiento a Grecia para solucionar todos nuestros problemas por la vía del diálogo: intentar resolver todo lo posible a través de negociaciones y dejar lo demás para un arbitraje internacional y, en último caso, para el Tribunal Internacional de La Haya. Pero Grecia no admite siquiera la existencia de los problemas.

P. Si se mantiene el veto europeo de Grecia, ¿estaría dispuesta Turquía a vetar a su vez la ampliación hacia el este de la Alianza Atlántica?

R. Mi Gobierno admite este tipo de relaciones internacionales. Durante la cumbre de la OTAN de Madrid [el pasado julio], ya pedimos que Rumania y Bulgaria fuesen unos de los primeros países en incorporarse al proceso de ampliación de la OTAN, pero no tuvimos éxito.

P. ¿Qué piensa de quienes dicen en Europa que la UE es un club exclusivo para países cristianos?

R. Algunos lo dicen claramente. Pero otros, y es peor, lo piensan sin decirlo. Esto se lo he expuesto así, de manera clara, a todos los jefes de Gobierno que he visitado. Si con la ampliación de Europa intentan levantar un muro cultural, como el antiguo Muro de Berlín, lo pueden hacer. Pero no será una Europa democrática y con variedad de culturas. Y tendrán que tener en cuenta las consecuencias internacionales que pueden derivarse de ello.No esperamos ser miembros de pleno derecho de la UE mañana mismo. Sabemos 1 que aún tenemos que superar muchos obstáculos. Tampoco pretendemos que comiencen ya las conversaciones de adhesión. Pero nadie debe dudar de que los turcos somos europeos: fuimos fundadores del Consejo de Europa en 1948, miembros de la OTAN desde hace 45 años, participamos en casi todos los organismos europeos y somos país asociado a la UE desde 1963. Ahora sólo le pedimos a los Quince que nos digan que seremos miembros en el futuro, y que se nos apliquen los mismos criterios que se van a emplear con los demás aspirantes.

Por supuesto, tienen el derecho de comprobar que hemos cumplido. nuestras obligaciones para ser miembros. Pero no pueden cuestionar si somos o no europeos, y necesitamos perspectivas de futuro. Creo que la cumbre de Luxemburgo (12 y 13 de diciembre) será una buena ocasión para examinarnos, y según la decisión que se tome se verá si la UE se convierte en un club cristiano o en una organización multicultural.

P. Usted dijo que su predecesor en el cargo, el islamista Erbakan, hizo mucho daño a Turquía. ¿Cree que el Partido del Bienestar merece ser ilegalizado en el proceso que le ha abierto el Tribunal Constitucional?

R. No es algo que yo desearía, aunque tampoco depende de mis deseos. Pero estoy convencido de que Erbakan y su partido estarán muy contentos si la UE sigue manteniendo apartada a Turquía.

P. ¿El conflicto del Kurdistán turco tiene sólo una solución militar y de seguridad o cabe una salida política para acabar con la violencia separatista?

R. No puede existir una solución militar, precisamente porque impediría la existencia de una solución política. Claro que antes es necesario adoptar medidas militares: no se puede negociar con terroristas. Una solución política exige medidas económicas y culturales. Existen muchas personas de origen kurdo en Turquía, pero el problema sólo se produce en el sureste de Antatolia. Ahora mismo tenemos un programa para el desarrollo económico de esta región. Y además estamos intentando hacer una reforma adminístrativa que daría más poder a las administraciones regionales. Las medidas policíales y militares contra los terrorristas van a seguir, pero también pretendemos llegar a una solución política a través de estas medidas culturales y económicas.

P. ¿Por ejemplo, autorizar la enseñanza en lengua kurda?

R. Aunque lo aceptásemos, el kurdo no es suficiente como lengua para la educación. Los ciudadanos kurdos de Turquía no la utilizarían en la enseñanza. Hace seis años permitimos las publicaciones en kurdo, pero hasta ahora no parece publicarse mucho. El idioma kurdo no parece suficiente para ello.

P. Habla usted de una cierta descentralización administrativa. ¿Cabe la autonomía o el Estado federado para los kurdos?

R. Eso va en contra de la estructura de Turquía.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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