Corneille cree que el secreto de COBRA fue "dar la libertad a la imaginación"
El pintor holandés presenta su primera individual en Madrid
"El secreto de COBRA fue dar la libertad a la imaginación", declaró ayer el artista Corneille. El pintor holandés, cuya primera exposición individual en Madrid se inaugura esta tarde en la galería Metta (Marqués de la Ensenada, 2), es uno de los fundadores, con Karel Appel y Constant, de COBRA,"el último movimiento estético coherente que haproducido Europa", según el pintor, y con el cualsí ha mostrado sus trabajos antes en esta ciudad.
COBRA, que en pocos meses cumplirá 50 años, fue para Corneille, cuyo nombre completo es Corneille Guillaume Van Beverloo, "una manera de trabajar y también una manera de vivir". "La imaginación", dice, "tiene el papel más importante en lo que a mí me gusta llamar el trabajo COBRA".Appel, Dotremont, Constant, el propio Corneille, recién terminada la II Guerra Mundial, reivindicaron "la libertad de expresión. Una libertad que no es exactamente el automatismo de los surrealistas. Nosotros no éramos surrealistas, en realidad estábamos mucho más próximos a Miró: yo creo que es nuestro gran padre, porque es muy imaginativo y está muy cerca de los niños, como nosotros mismos, que nos propusimos acercarnos a su expresión y Miró ya estaba allí". Esta libertad pasaba por el uso irrespetuoso del color, porque, dice Corneille, "en el color se manifiesta sobre todo, la fuerza de lo instintivo y lo sensual, esa recuperación de la manera natural de expresar pintando. El color está en lo que hacen los niños, que adoran sus lápices y sus tizas. Creo que COBRA reprodujo esa vieja manera natural de trabajar, la manera de los niños".
Sin fronteras
La historia de COBRA la resume su fundador. "En 1948 habíamos fundado ya, con Karel Appel, Brands, Constant y otros artistas más el Grupo Experimental Holandés. Publicábamos una revista, Reflex, y participaban ya los Poetas. Poco más tarde, aquel mismo año, creamos el movimiento COBRA, que terminó en París, pero que convocó hombres de todas las artes y de muchos países, era un grupo sin fronteras, de casi 40 miembros en una época muy estimulante. Nada se hacía de esa manera aislada y solitaria de los artistas de hoy. Yo creo que la discusión es tan importante que no comprendo cómo los artistas actuales, solitarios en sus estudios, pueden siquiera vivir". Eran los, años cincuenta, la segunda bohemia. "Éramos, muy pobres y muy libres. Hacíamos trabajos eventuales, como pintar paredes o dar algunas clases. Yo vendía periódicos usados y botellas vacías para sobrevivir en París. Pero fue una epoca de intensa camaradería, de discusión y sí, de libertad".Corneille ha trabajado con Octavio Paz, Montale, Lasse Sederberg, jannis Ritzos... "Hicimos muchas cosas. Revistas, panfletos, libros... Eran poetas que hacían con la palabra lo que nosotros intentábamos con el arte. La suya era una poesía nueva: estábamos en un vasto y ambicioso movimiento común".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.