Retrasos y tartamudez
Cualquier trastorno del lenguaje no corregido a tiempo puede acarrear una barrera social y profesional insuperable para quienes lo padecen. Los problemas que aparecen en la población con mayor frecuencia son los siguientes:Retraso del lenguaje: trastorno leve que dificulta el aprendizaje, muchas veces afecta a la expresión más que a la comprensión (problemas de habla son la dislalia, incapacidad para pronunciar una articulación: la erre, la ese, la te; o la disfonía, utilización incorrecta de la voz).
Si estos retrasos se detectan a la edad de tres años pueden corregirse hacia los seis, previniendo problemas posteriores con el lenguaje escrito (dislexia, o dificultad para comprender lo que se lee) o de fracaso escolar antes de la educación primaria.
Disfasia: trastorno más grave, disfunción cerebral que afecta al lenguaje. Puede reducirse, pero, en mayor o menor grado, nunca desaparece del todo ni deja de tratarse. Con grados menores, la formación y estimulación con el logopeda dura hasta los 12 años. Las cualidades innatas de cada niño, inteligencia y atención, condicionan los resultados.
Tartamudez: su peculiaridad de este trastorno reside en que está ligado a factores emocionales, siendo difícil precisar, de cara a la terapia, hasta qué punto son éstos causa o consecuencia de los espasmos y bloqueos que dificultan el habla (no el lenguaje).
El tartamudo suele ser resistente a los tratamientos existentes. Los mejores resultados a las terapias correctoras se obtienen si el problema se detecta antes de los cinco años, es decir, antes de que el niño sea consciente del problema y la familia y su entorno interfieran emocionalmente de manera contraproducente. Esto le creará complejos que agravarán su tartamudez.
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