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Jospin atribuye al socialismo francés un giro a la izquierda en la construcción europea

La acción de los socialistas franceses, aseguró ayer Lionel Jospin en la clausura del congreso de su partido, celebrado en Brest, en el noroeste, ha sido decisiva en la reorientación social del proceso de construción europea. Ante las reticencias al proyecto europeo de una parte de la militancia, la agrupada en la corriente de Izquiera Socialista, Jospin justificó el giro de su partido en ese terreno por los avances en el "reequilibrio" social de esa Europa de "rostro humano" que propugna. Jospin aportó como prueba los compromisos adquiridos en la cumbre de Luxemburgo.

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Esos compromisos serían "un primer paso en la buena dirección", dijo Jospin, que afirmó que no renuncia a la idea de un Gobierno económico europeo que, aunque no tenga autoridad para dictar las políticas a los Estados, posibilite que los Ejecutivos discutan y coordinen sus intervenciones económicas. "Haremos evolucionar el Tratado de Amsterdam y la reforma de las instituciones europeas será previa a la ampliación comunitaria", resaltó. Por primera vez desde el inicio de la legislatura, hace 6 meses, el primer ministro francés dio ayer carta de naturaleza a un incidente en la cohabitación forzosa con el presidente de la República, Jacques Chirac, quien el pasado viernes, en la cumbre de Luxemburgo descalificó veladamente la semana laboral de las 35 horas con una alusión a los "experimentos aventureros". Lejos de minimizar el alcance de las declaraciones críticas que Chirac vierte ocasionalmente en los más variados foros, Jospin optó esta vez por darse por aludido. Tras reprocharle implícitamente el haber criticado al Gobierno francés en tierras extranjeras, el primer ministro pasó directamente al contraataque ironizando sobre el "aventurero experimento electoral" que Chirac llevó a cabo en abril último cuando convocó las elecciones que trajeron consigo el desalojo del Gobierno conservador. La inmediata réplica a Jospin, -"dice que no se le han subido los humos a la cabeza pero la forma en que se ha metido con el presidente es como mínimo arrogante"-lanzada por el líder de la Unión por la República (RPR), el neogolista Philippe Séguin, confirmó a los socialistas sus sospechas. La oposición asiste preocupada al ascenso de la popularidad de Jospin y a la acción y al comportamiento de una izquierda unida pese a su pluralidad que amenaza con reducir sus espacios políticos. Ayer mismo en Brest, los socialistas franceses, hecho insólito, cerraron su congreso al brioso son de La Marsellesa.

Con la ponencia oficial aprobada y una oposición crítica, la de la Izquierda Socialista, reducida al 10%, con una amplia mayoría en favor de Jospin en los puestos del Comité Nacional, el congreso del PS se dispuso ayer a escuchar al nuevo primer secretario, Francois Hollande, de 43 años, el más jóven de la historia del partido, y a homenajear calurosamente al primer secretario saliente. "Yo paso el testigo, con nostalgia, con felicidad, con esperanza; en mi nueva responsabilidad, yo estoy con vosotros" ,recitó el primer ministro ante el entusiasmo y la emoción de los delegados socialistas. Antes, Jospin respaldó la candidatura de su más que probable sucesor en la cabeza del PS, dedicando a Hollande palabras de reconocimiento y de confianza.

Ruptura de la ortodoxia

En su último discurso como secretario del PSI Jospin proclamó "la ruptura con la pasividad y las ortodoxias" y reclamó la "rehabilitación" del voluntarismo y la adopción de riesgos en la acción política", frente a la tecnocracia y el pretendido determinismo económico. Según el líder socialista, el triunfo electoral de la izquierda se explica porque "los franceses estaban hartos de esos gobernantes que les decían que nada es posible, que hay que inclinarse ante el curso de las cosas". "Nosotros, hemos dicho que era posible hacerlo y hemos empezado a hacerlo", dijo. "Gobernar" , enfatizó Jospin, "no es administrar las cosas tecnocráticamente, sino dirigir a los hombres y mujeres democráticamente, es coger los problemas y tratar de arreglarlos". En el posterior repaso a la acción de gobierno, el primer ministro se detuvo particularmente en la política de empleo, "prioridad del Ejecutivo y de toda la izquierda", resaltó, y no pudo evitar la referencia al Presupuesto de 1998 que el actual Ejecutivo ha conseguido cerrar en línea con las condiciones de Maastricht. "Nosotros hemos elaborado sin drama alguno, el Presupuesto que, según parecía, era imposible hacer".

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