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LA CUMBRE DEL EMPLEO

Guterres medió ante Aznar para que no bloqueara el encuentro

El primer ministro portugués, Antomio Guterres, ejerció el pasado miércoles de mediador de la presidencia de la Unión. El presidente del Consejo Europeo, el primer ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, pidió a Guterres que aprovechara la cumbre bilateral hispano-portuguesa para que presionara a José María Aznar y le convenciera de la importancia de que España no adopte una postura maximalista que pueda llevar al fracaso la cumbre sobre el empleo.

Ya en el consejo de ministros jumbo que reunió en Bruselas a los ministros de Economía y de Trabajo, el pasado lunes, Juncker intentó convencer al vicepresidente económico, Rodrigo Rato, de las ventajas de apoyar la asunción de resultados en el Consejo Europeo.

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España ha ido cambiando poco a poco su posición. En ja cumbre de Amsterdam se alió con Alemania para rebajar en todo lo posible las iniciativas francesas en materia de empleo. Nunca vio con buenos ojos la convocatoria de la cumbre extraordinaria de hoy y reaccionó con gran hostilidad a las propuestas lanzadas primero por la Comisión Europea y después por la presidencia luxemburguesa.

Consigna: éxito

Desde el lunes pasado, cuando Alemania abrió las puertas a un acuerdo aunque sea de mínimos, España ha ido derivando su posición hacia actitudes más abiertas, hasta el punto de que la consigna dada en el entorno del Gobierno es que esta cumbre ha de ser un gran éxito, sean cuales sean los pactos finalmente asumidos.Ahora los funcionarios españoles empiezan a matizar y advierten sobre la gran diferencia que hay entre "coordinar las políticas de empleo nacionales a nivel comunitario", aceptable por Madrid, y "un proceso de convergencia de esas políticas", que el Gobierno rechaza por miedo a que acabe suponiendo gastos suplementarios de los Presupuestos Generales del Estado. La consigna final es aceptar lo que haga falta, pero asegurándose de que es un compromiso político que no genera obligaciones financieras.

Por ello, Aznar defenderá hoy que todo se quede en desarrollar el artículo 128 del futuro Tratado de Amsterdam, sin compromisos presupuestarios, y que las cifras que se puedan adoptar para los objetivos (en empleo juvenil, paro de larga duración y formación) tengan diferentes formas de cumplimiento en función de la situación de cada socio.

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