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José María Aznar y ÁIvarez Cascos dedican una hora a recorrer las nuevas salas del Prado

La pinacoteca gana mil metros cuadrados para la pintura europea del siglo XVIII

Amelia Castilla

"¡Extraordinario! Es uno de los asuntos en los que he puesto más empeño". José María Aznar, con traje gris de raya diplomática, no ocultó ayer la satisfacción que le producía la inauguración de 10 nuevas salas del Museo del Prado, en las que se exhibe de forma permanente la pintura europea del siglo XVIII. El rigor del protocolo y la seguridad de Moncloa convirtieron la visita, que duró poco mas de una hora, en un pequeño desastre. El barón Heinrich von Thyssen, que estaba entre los invitados, fue sacado de la zona de prensa al grito de "ese señor no puede estar ahí".

Aznar recorrió las nuevas salas a última hora de la mañana acompañado del vicepresidente primero, Francisco Alvárez Cascos, y su esposa, Gemma Ruiz; la ministra de Educación y Cultura, Esperanza Aguirre, y el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano. La comitiva escuchó atentamente las explicaciones de Fernando Checa, director del museo, y de José Antonio Fernández Ordoñez, presidente del patronato.Tras recorrer las nuevas salas, pintadas en tonos que van del gris al mostaza y decoradas con mármoles de Tarragona y de Yugoslavia, Aznar afirmó: "Lo que se ha hecho aquí es extraordinario desde el punto de vista pictórico y arquitectónico". Álvarez Cascos destacó también el aliciente que supondrá para los viajeros que visitan la pinacoteca que haya cien nuevos cuadros expuestos.

Durante el recorrido, periodistas y fotógrafos quedaban inmovilizados tras una cinta de seguridad cada vez que las autoridades llegaban a una sala, y no se les permitía moverse hasta que no la abandonaban. El desconcierto de los escoltas fue mayúsculo cuando la comitiva tomó el camino equivocado tras visitar la primera sala. "Afirmativo, camino contrario", contestaba uno de los miembros de seguridad a través de un intercomunicador.

"¡No toquen la mesa!"

Dada la masiva afluencia de medios de comunicación, algunos cuadros -especialmente Fernando VIy Bárbara de Braganza en los jardines de Aranjuez, de Francesco Battaglioli- fueron zarandeados con las cámaras mientras una de las conserjes del museo se llevaba las manos a la cabeza: "¡Cuidado con los cuadros! ¡No toquen la mesa!"Carmen Alborch, que también estaba entre los invitados, lucía un gorro estilo húsar y se refirió a la inauguración como "un antiguo proyecto", aunque, dijo, habrá un futuro para inaugurar cosas nuevas.

Los visitantes del Prado cuentan ya con mil metros cuadrados más de espacio expositivo. La ampliación, fruto de la primera fase de las obras de remodelación de cubiertas, consta de ocho salas de pintura, una de escultura y otra de dibujos. Los cuadros y las obras de arte expuestas corresponden a una parte de la colección que o no se había expuesto o lo había sido de manera parcial. "Es la primera vez que se expone la pintura europea del siglo XVIII de manera coherente", aseguró ayer el director, Fernando Checa.

Las nuevas salas, en las que antes de las obras se ubicaban el taller de restauración y un almacén, acogen un total de 171 piezas repartidas entre cien cuadros, 34 piezas de obra sobre papel, sobre todo dibujos, 23 esculturas y cuatro piezas de artes decorativas. Una de las novedades del nuevo espacio es la iluminación natural. El diseño, tanto de la parte de las cubiertas como de las paredes o los zócalos, ha sido ejecutado por el personal del museo con la asesoría de Gustavo Torner, quien se mostró encantado del toque "mínimal" y del ambiente palaciego de las salas, a tono con los cuadros expuestos.

La arquitectura de esa zona del edificio permite realizar cuatro itinerarios diferentes, desde las salas en las que se muestran alguna de las cuatro escuelas nacionales (francesa, italiana, alemana e inglesa), a las salas temáticas (de paisaje, pintura francesa mitológica y profana), a la de escultura y a la de dibujos. La planta más sorprendente, de forma circular, se dedica a exposiciones temporales que mostrarán rotatoriamente, dadas las limitaciones que impone la obra sobre papel, fondos propios y de otras colecciones. La sala exhibirá durante dos meses una colección de dibujos de Goya sobre el tema de la brujería. En este recinto se expone también Vuelo de brujas y La duquesa de Alba y su dueña.

La nota de color la puso en la calle Tonino, uno de los reporteros de Caiga quien caiga, que fue el personaje más celebrado de la jornada entre los curiosos que seguían la inauguración.

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