Los aliados árabes de EE UU se oponen al ataque
Estados Unidos reclama el apoyo de los países árabes en su enfrentamiento contra Sadam Husein. La Casa Blanca ha encomendado esta misión a la secretaria de Estado, Madeleine Albright, que sólo en el día de ayer se entrevistó con dirigentes de Qatar, Arabia Saudí, Bahrein y Kuwait, antiguos aliados en la guerra del Golfo, pero que hoy se encuentran alineados con los demás países árabes, constituyendo un frente común que rechaza una solución militar y propugna una salida negociada a la crisis. Incluso Kuwait, cuya invasión por Irak originó la guerra en 1991, es contrario a la intervención.
Entretanto, Sadam Husein reiteró ayer el deseo de encontrar una solución negociada. "Irak no busca el enfrentamiento con Estados Unidos. Nos sentiremos felices si es posible llegar a través del diálogo a una solución por la cual el Consejo de Seguridad cumpla los compromisos con nuestro país", declaró el presidente ante el Consejo de ministros. La televisión interrumpió sus programas para transmitir las declaraciones.La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright, reclamó ayer por la mañana "la unidad de los países árabes contra Sadam Husein", recordando el sacrificio de centenares de soldados del frente anti-Sadam que, según aseguró, habían arriesgado su vida en el conflicto del Golfo en 1991.
"Juntos debemos hacer todo lo posible para encontrar una solución a la crisis", afirmó con contundencia la ministra en Doha, capital de Qatar, sede desde ayer de la Cuarta Conferencia Internacional Económica de Oriente Próximo y el Norte de África, a la que asiste por primera vez Israel, lo que ha motivado el boicoteo de la mayoría de los 22 países que componen la Liga Árabe.
Albright, ante un foro desolador, en el que sólo se encontraban oficialmente representados Jordania, Omán, Yemen, Túnez, Kuwait, Comoras y Mauritania, trató de separar sus críticas a Sadam Husein del "pueblo inocente de Irak", al que aseguró querer ayudar de la mejor manera, es decir, "hacerle cumplir las resoluciones de la ONU".
Horas más tarde, esta vez en Manama (Bahrein), la secretaria de Estado insistió en el tema añadiendo que la comunidad internacional está corriendo un "riesgo inaceptable", desde el momento en que los inspectores de desarme de las Naciones Unidas se vieron obigados a abandonar Irak. Y añadió que el régimen iraquí había hecho estallar la crisis para frustrar un hipotético descubrimiento, que el régimen de Sadam trataba de mantener oculto.
Pero ninguno de los argumentos de Albright parecen haber hecho mella en el frente común que en los últimos días han ido consolidando la práctica totalidad de los países árabes, que reclaman una salida negociada y condenan cualquier tipo de veleidad militar. Una posición que está compartida incluso por los grandes enemigos de Irak durante la guerra del Golfo, como Kuwait, Siria o Egipto.
El ministro de Asuntos Exteriores kuwaití afirmó ayer en una conferencia de prensa en El Cairo que "una acción militar dañaría a Irak", pero también "a su pueblo y a sus vecinos", por lo que propugnó como sus hermanos árabes una salida negociada.
Las críticas más insistentes han partido de Egipto, que desde hace días viene recalcando su oposición a una operación bélica. Así lo manifestó el sábado el presidente Hosni Mubarak ante su Parlamento, pero por si ello no estuviera suficientemente claro, ayer su ministro de Asuntos Exteriores, Amro Musa, reiteró que "una opción militar no conducirá a una solución política".
También Jordania
En esta larga lista de países árabes opuestos a una acción militar se encuentra incluso Jordania, el gran aliado de Estados Unidos y Reino Unido en la zona. Ayer, el heredero de la corona hachemí, el príncipe Hassan, afirmó que una intervención armada contra Irak tendría "negativas consecuencias".[El viceprimer ministro iraquí, Tarek Aziz, viajó ayer a Marruecos donde se entrevistó con las autoridades de Rabat. Posteriormente, el dirigente planeaba desplazarse a Egipto, Argelia, Túnez y Libia. Aziz recordó en una entrevista con el diario francés Le Figaro la propuesta iraquí de admitir las tareas de la comisión de desarme de la ONU si se eligen unos inspectores "imparciales", informa Reuters. "Pedimos al Consejo de Seguridad la creación de un comité de expertos cuya imparcialidad no esté en cuestión. Si esta fórmula es aceptada, no pondríamos objeciones al regreso de los inspectores norteamericanos que hemos expulsado".]
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