Distancia
Este periódico se hizo eco haceunos días del resultado de una encuesta realizada por Demoscopia para la Asociación de Periodistas Europeos, sobre la imagen de América Latina en la sociedad española, con motivo de la reciente Cumbre Iberoamericana. Demoledor. Les queremos, y nos importan menos que nunca. Parece que tal conclusión se debe a que cada día nos sentimos más europeos e identificados con el destino de esta vieja matrona continental. Y América, excepto aquella parte adonde algunos mandan a sus cachorros a aprender inglés, queda lejos. Lejos de la piel y del alma.No han hecho gran cosa los gobernantes para propiciar el acercamiento. Ya que se habla tanto de la Expo: ignoro si se produjo mangancia, probablemente hubo errores, es seguro que se derrochó sin tasa. Pero, por encima de todo, se perdió la gran oportunidad de señalar el quinto centenario del encontronazo como el principio de una era en que se favorecerían el conocimiento y el intercambio. Aquella millonada de escandalera, gastada muchas veces en invitar a los sátrapas gobernantes y sus pomposos séquitos para que hicieran de comparsas en el evento, hubiera debido invertirse en fomentar el flujo de culturas, el trasvase de ideas, la cooperación entendida no como caridad sino como gozoso estímulo.
No nos importan: y no les importamos. Aparte de algún que otro sentimental que aún nos aprecia, los latinoamericanos tampoco saben quiénes somos. A esto hemos llegado, y a hacer unos cuantos paripés de alto copete de una cumbre a otra.
Entonces, me importa bastante poco sí los dineros de la Expo se malograron en esto o en lo otro. La verdadera frustración procede de la oportunidad que perdimos, y que ahora pagamos.
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