El fiscal cubano pide 20 años en el juicio contra un estadounidense acusado de conspirar
El Tribunal Provincial de La Habana dejó ayer visto para sentencia el juicio contra el ciudadano norteamericano Walter Van der Veer, que fue detenido en agosto de 1996 acusado de organizar "planes para promover un alzamiento armado" contra Fidel Castro. A última hora, el fiscal, Enrique Nuñe Grillo, rebajó la petición de la pena de muerte por la de una condena de 20 años de cárcel. El fallo se conocerá en los próximos días. Es el primer juicio a un ciudadano norteamericano por un delito contra la seguridad del Estado desde los primeros años de la revolución.
El juicio, que fue pospuesto por las autoridades cubanas para permitir que un abogado norteamericano designado por la familia viajase a a la isla para participar como "observador" en la vista oral, algo absolutamente inusual en Cuba, se celebró a puerta cerrada y duró aproximadamente seis horas. El abogado, Dominic Salfi, quien presenció la sesión desde los bancos del público, declaró al salir del tribunal que, en el caso de que su cliente fuese culpable, "una sanción de 20 años sería demasiado alta".Van der Veer, un hombre corpulento y con la piel llena de tatuajes que desde 1993 era miembro del grupo anticastrista radical Frente de Liberación Cubano (FLC), fue detenido en La Habana en agosto del año pasado. Según el informe del fiscal, en 1996 viajó como turista en varias ocasiones a la isla al servicio del FI-C "con el marcado propósito de intentar el derrocamiento del Gobierno y de Fidel Castro".
En el momento de su detención, le fueron intervenidos una serie de "medios de utilidad bélica" que había introducido en Cuba camuflados en varias cajas con donativos para la Iglesia católica. Según la fiscalía, entre estos "medios" no había armas ni explosivos, pero sí dos uniformes de camuflaje del Ejército norteamericano, una cantimplora de campaña, "ocho calzoncillos militares", pintura de enmascaramiento, una brújula y una bandera cubana en la que la estrella había sido sustituida por una cruz. La única arma encontrada fue un cuchillo tipo comando.
La acusación asegura que, Van der Veer se proponía utilizar estos "medios bélicos" para "avituallar" a las personas que dentro de Cuba él pretendía "agrupar y organizar para promover un levantamiento armado en la provincia de Pinar del Río". Con este propósito, -siempre según la versión del fiscal-, el norteamericano "reclutó" al ciudadano cubano Eduardo Morgado, de 41 años, para que colaborase en sus planes. Le pidió "informaciones militares" sobre posibles vías para obtener armas y que consiguiese un fusil de asalto AKM y una pistola Makarov.
Morgado, un profesor de inglés de una escuela militar de enseñanza media, nunca obtuvo las armas y su familia asegura que en todo momento trató de disuadir de sus planes a Van der Veer. El fiscal solicitó para él una sanción de tres años de privación de libertad por colaborar con el estadounindese y no denunciarle.
La fiscalía acusa a Van der Veer de arrojar en dos ocasiones, en febrero y marzo de 1996, en el malecón de La Habana volantes con propaganda anticastrista. Según la abogada de oficio que defiende a Van der Veer, ésta es la única "acción" que el norteamericano llegó a ejecutar antes de ser detenido, y por lo tanto, por la única que debe ser sancionado. En sus conclusiones, el fiscal también acusó a Van der Veer de pretender "lanzar granadas" contra las dependencias de la seguridad del Estado en Villa Marista, pero dijo que no pudo hacerlo porque "las granadas suministradas por desconocidos eran de instrucción y no de combate".
Nuñez Grillo afirmó al hacer sus conclusiones, que, a pesar de que la petición fiscal se rebajaba de pena de muerte a 20 años, "existían evidencias" de que Van der Veer realizó acciones concretas para preparar un levantamiento armado, y no sólo tenía intenciones de hacerlo. Salfi, quién no pudo hablar con Van der Veer ni con la abogada de la defensa antes del juicio, aseguró que durante la vista oral su cliente se declaró inocente, y dijo que en un tribunal norteamericano el caso sería "inconsistente". "No puedo comparar ambos sistemas judiciales. Estamos en Cuba y el es juzgado por las leyes cubanas", aclaró, señalando que la abagoda cubana "hizo una defensa apasionada".
La Sección de Intereses de EE UU en la Habana criticó el proceso judicial y aseguró que no tiene constancia de que el acusado "haya podido preparar su defensa" con suficiente tiempo, tras hacer notar que durante la vista oral la abogada de oficio no presentó ningún testigo de la defensa.
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