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Pattis Smith presenta su nuevo álbum en el garito natal del 'punk' neoyorquino

La cantante homenajea en 'Paz y ruido' a Burroughs y Ginsberg

Patti Smith regresó esta semana a sus orígenes musicales para presentar su nuevo disco, Peace and noise (Paz y ruido), en el mítico local CBGB de Nueva York. Allí nació el punk neoyorquino hace 20 años, y entre sus cuatro paredes claustrofóbicas desarrolló Smith el estilo introspectivo y feroz que sigue conservando hoy. En las cuatro noches que ha actuado Patti Smith (la última fue anoche), ha quedado demostrado que existen aún leyendas del rock para las que entre el renovarse y el morir hay un punto medio: seguir haciendo lo mismo, y bien.

El CBGB (donde en su día coincidían entre otros Lou Reed, Talking Heads y los New York Dolls con la créme de la créme del Nueva York duro y crudo pre-años noventa) tiene el atractivo de ser uno de esos sitios donde si no se está en primera fila, se corre el riesgo de no ver nada o de asfixiarse por falta de aire. En los cuatro conciertos de Patti Smith esta semana ha habido lleno absoluto en esta caja de zapatos donde caben unas 500 personas.El miércoles, Smith, de 51 anos, saltó al escenario (acompañada de sus colegas de toda la vida Lenny Kaye a la guitarra y Jay Dee Daugherty a la batería) y advirtió a los asistentes: "Yo también os estoy observando". Los que iban al CBGB a ver si Smith había envejecido quedaban así sobre aviso. Otra diferencia entre Patti Smith y los Rolling Stones es que las nuevas canciones de la rockera están a la misma altura que sus clásicos, y por tanto un concierto en el que mezcla lo viejo y lo nuevo no tiene apenas rellenos ni altibajos. Además, como si estuviera empezando y no tuviera más de 20 años de oficio a sus espaldas, Smith defiende entre tema y tema con entusiasmo y sin vergüenza algunas de sus causas perdidas: que los presentes pongan dinero para ayudar a un amigo suyo que necesita un trasplante de hígado; que China deje en paz a los tibetanos (la causa humanitaria del momento) y, sobre todo, que la gente vaya a Tower Records y se compre su "maldito disco". Peace and noise, que está grabado en directo casi sin mezclas y ha recibido muy buenas críticas en EE UU, es tan sólo el séptimo álbum de Smith y entronca directamente con sus primeros trabajos.

Después de editar Horses, Radio Ethiopia, Easter y Wave entre 1975 y 1979, Smith, que era escritora y poetisa antes que cantante, abrió un paréntesis de casi diez años. Su regreso, con Dream of life, en 1988, fue templado, y hasta 1996 no volvió a editar un disco, que se tituló Gone again y que estaba profundamente marcado por la muerte de su marido, Fred Sonic Smith, su hermano Todd y otros amigos como Kurt Cobain, de Nirvana, y Jerry García, de Grateful Dead.

La reciente muerte de los poetas beat William Burroughs y Allen Ginsberg, íntimos amigos de Patti Smith, podría haber justificado que Peace and noise fuera otro disco fúnebre y oscuro. Smith ha dedicado el disco a Burroughs, ha puesto música a textos de Ginsberg, canta a los muertos en Waiting underground, Death singing y Memento mori, y comenta los suicidios de la secta Puerta del Cielo en Last call (donde hace los coros Michael Stipe, de REM). Pero la intérprete de Because the night y Gloria se las apaña para resultar energética y solemne a la vez, con un equilibrio que ha sido la clave también estos cuatro conciertos.

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