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Un sector peronista sugiere volcarse en los pobres para superar la derrota

Juan Jesús Aznárez

En su primer abrazo desde la derrota electoral del pasado domingo, el presidente argentino, Carlos Menem, y el poderoso gobernador de la provincia de Buenos Aires, Eduardo Duhalde, inauguraron juntos una escuela de barrio vendiendo fraternidad y concordia peronista. La realidad es bien distinta. El Partido Justicialista (PJ), peronista, conservador, abrió un debate interno sobre el varapalo que le arrebató la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados con voces desabridas instando a peronizar los dos últimos años del Gobierno de Menem y a "no votar leyes contra el pueblo", otras apaciguadoras, o contra el gobernadar y el jefe de Estado, líder del PJ, como responsables del traspiés encajado a manos de la Alianza, frente de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) con el centroizquierdista Frepaso (Frente País Solidario).Pese a las discrepancias en torno al verdadero significado del término que reclama la vigencia de la doctrina del caudillo Juan Domingo Perón, la peronización del Gobierno conduce hacia un freno en las leyes y ajustes estructurales impuestos por la apertura económica y la privatización de empresas públicas, y un mayor acento -en programas asistencialistas, aunque su ejecución pueda chocar con los números del Ministerio de Economía. El titular de la oficialista Confederación General de Trabajadores (CGT), Rodolfo Daer, imputó autismo al jefe del Gobierno. "Menem dejó de escuchar los permanentes reclamos de los trabajadores sobre la concentración de la riqueza y la pauperización de los sectores mayoritarios. No escuchó y nos derivó a sus ministros, que son de palo".

Después de que el jefe del Gabinete, Jorge Rodríguez, alertase contra Ios desleales y traidores" que demandan un paso atrás en el programa liberalizador, Menem anunció ayer que no lo habrá, no se volverá al Estado-empresario porque precipitó al país ,al desorden, el caos y la corrupción" bajo el radical Raúl Alfonsín (1983-1989).

Irritación de los diputados

Entre los legisladores justicialistas se observa irritación, y algunos anticipan que "ya no seremos más levantamanos". El ex gobernador de Tucumán Ramón Palito Ortega, que disputará a Duhalde la candidatura del PJ a las elecciones presidenciales de 1999 para sustituir a Menem, reclama un "mea culpa" partidista, y carga contra quien se consideró el relevo natural de Menem. "Se le ha servido en bandeja el discurso a la oposición".Según la justicialista Cristina Kitsner, no se trata de un debate entre Ios nostálgicos y los conversos", sino analizar los resultados. "Quien es jefe de gabinete de un Gobierno que acaba de tener un pérdida como la del 26 de octubre debería tener una actitud más humilde. Fue insensato. Pero si el presidente sigue sosteniendo que él no perdió una elección, ¿qué se puede esperar de su jefe de gabinete".

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