Del martes negro del 29 al casino actual
"El rasgo más singular de la catástrofe de 1929 fue que lo peor empeoraba continuamente. Lo que un día parecía el final de la crisis, se demostraba al día siguiente sólo como el comienzo. El martes 29 de octubre fue el día más devastador en la historia de la Bolsa de Nueva York y, posiblemente, el más devastador en la historia de todos los mercados", escribió en The Great Crash 1929 John K. Galbraith.Hoy, 68 años después de aquel negrísimo martes 29, "lo peor empeoraba continuamente" en Hong Kong y en Asia. Pero no en Wall Street. Tampoco en Europa. En 1929, el inicio de la crisis económica precedió a la bursátil y la continuó. Los problemas económicas en Asia se anticiparon al hundimiento de sus bolsas.
Aun cuando la economía ha cambiado de modo radical, pasando de una especulación frenética ocasional en los años treinta a una especulación permanente, o casino, en la actualidad, sigue valiendo la afirmación de Galbraith: "Y si el sistema económico es causa, el mercado de valores es efecto, y no al revés. En 1929, el sistema económico se vio aquejado de serios trastornos, y éstos marcaron la dirección de la Bolsa. En su momento, estos trastornos se reflejaron violentamente en Wall Street".
En el sureste de Asia el boom de los ochenta se basó en las exportaciones. En los primeros noventa, la especulación se concentró en la bolsas y con mayor fuerza en el mercado inmobiliario. Los bancos se metieron a tope en el frenesí especulativo. Mientras, surgió un competidor: China. Este país, con bajísimos salarios, aumentó su posición en las exportaciones del Sudeste de Asia a EE UU desde el 6% en 1987 al 26% en 1996.
La dinámica especulativa, que en los años treinta parecía ser una comezón del capitalismo en ciertas fases, es hoy uno de sus elementos constitucionales. La acumulación de capital ha pasado a ser acumulación de dinero, procedente de la compraventa de activos. Lo que ha estimulado su crecimiento es la menor atracción que ejerce la inversión clásica. Y, cómo no, la innovación financiera.
Todo esto ha alimentado la psicología que Galbraith describió para una fase que en 1929 parecía ocasional: "La especulación requiere, en gran medida, un profundo sentimiento de confianza y optimismo, así como la convicción de que la gente en general puede hacerse rica". Esta creencia se funda en la ilusión de que las cotizaciones seguirán subiendo. Lo que ocurre ahora en Asia es una pesadilla, es lo peor que sigue empeorando. Lo que ha ocurrido en Wall Street en agosto pasado y el lunes 27, según se vio ayer, fue un aldabonazo.
La crisis que llevó a la Gran Depresión comenzó en el verano de 1929, amplificándose con la crisis bancaria asociada al crash bursátil. En Asia, la crisis económica y la especulación llevaron a la caída en las bolsas.
No hay base para concluir que el aldabonazo en Wall Street y el contagio en Europa son el punto de inflexión del ciclo expansivo. Keynes dijo que en economía todo lo que sube luego baja. Es una verdad como un templo. Esa caída, bajo la forma de un cambio de ciclo, llegará. Pero no todavía.
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