Una saludable incertidumbre

En unas elecciones de voto obligatorio votó el 80% de los 23 millones de argentinos habilitados para elegir a los nuevos titulares de 127 de los 254 escaños de la Cámara de Diputados, los 60 legisladores de la ciudad de Buenos Aires, capital con autonomía propia, y más de 6.000 cargos provinciales y municipales.El Partido Justicialista (PJ) puso en juego su mayoría de la Cámara baja, integrada por los 131 escaños del oficialismo, 68 de la UCR, 23 del Frepaso y 32 de otros partidos provinciales.

Fueron los primeros comicios, desde la recuperación de la democracia al término de la última dictadura castrense (1976-83), en que las principales fuerzas de la oposición, la UCR y el Frepaso, marchan agrupadas contra el peronismo, invicto desde 1987. El recuento oficial de los votos, en el que participa la empresa española INDRA, puede- resultar polémico porque al haber quedado constituida la Alianza en aproximadamente la mitad de las provincias, las autoridades electorales no sumarán los votos de radicales y frepasistas en aquellos distritos donde no presentaron candidatos comunes. La dirección opositora considera que debe hacerse en todos los distritos, ya que la Alianza suscribió un acuerdo legislativo para actuar en el Congreso como un solo bloque.

Una saludable incertidumbre, opina la encuestadora Graciela Rómer, ingresa en el juego político nacional al terminar el sistema de partido dominante, y mejoran las condiciones para la consolidación de la democracia argentina. Rómer observa, por otra parte, que hubo una gran "homogeneidad de propuestas sociales y económicas entre el Gobierno y la oposición". La socióloga María Braun subraya que el peronismo, con una fuerte inserción en los sectores más pobres de la sociedad bonaerense, lealtad que tradicionalmente le aseguró un 40% de los votos, se enfrentó por primera vez a una oposición capaz de disputarle el triunfo e imponer temas hasta hace no demasiado tiempo casi excluidos de la agenda política por el peso de las cuestiones economicas.