La URSS realizo expIosiones nucleares en zonas pobladas sin medir las consecuencias
Las autoridades rusas admiten los experimentos, que dicen tuvieron "fines pacíficos"
Los soviéticos realizaron explosiones nucleares con fines económicos en 150 lugares, muchas veces cerca de poblados y de ríos, sin advertir a la gente y sin medir las consecuencias sanitarias y ecológicas. Así lo ha denunciado Alexéi Yáblokov, miembro de la Academia de Ciencias y uno de los ecólogos más activos de Rusia. El Ministerio de Energía Atómica ruso no desmiente los hechos, pero les resta importancia: sí, se llevaron a cabo más de 100 explosiones, pero todas con fines pacíficos y económicos y de poca potencia, aduce el ministerio.
Salvo en un caso, no hubo "averías", dicen los funcionarios, que confirman una explosión -en Gálkino- que relata el diario Trud. Yáblokov, sin embargo, acusa al Ministerio de Energía Atómica de mentir cuando dice que hubo sólo una "avería" y asegura que en varios casos hubo fugas radiactivas a la atmósfera. También es falso, añade, que la explosión en la zona de Gálkino no tuviera "consecuencias negativas", tal como afirman los burócratas del átomo. No en vano en la provincia de Ivánovo, aduce Yáblokov, el índice de enfermedades oncológicas supera en un 15% la media nacional.Una de las explosiones tuvo lugar hace 26 años cerca del río Volga, en el linde entre las provincias de Kostromá e Ivánovo, a 350 kilómetros de Moscú. Gálkino antes era una aldea grande -varios centenares de habitantes-, pero hoy quedan sólo cinco personas que ahora se han enterado de que la causa del temblor de tierra que vivieron hace un cuarto de siglo fue una exploxión nuclear. Esa explosión fue también la causa de las raras enfermedades que contrajeron sus paisanos y que predeterminaron la muerte de muchos de ellos y de la aldea misma, denunció esta semana el periódico Trud.
Ahora en el lugar de la explosión se alza un poste de hierro con una inscripción que advierte: "Zona prohibida. Se prohibe realizar trabajos de construcción y perforación en un radio de 450 metros".
"Cuando pesco por allí y el viento sopla desde esa dirección después siempre me duele la cabeza", dijo, indicando el poste, Alexandr Riabtsov a los reporteros de Trud, que se acercaron al lugar y midieron la radiación. El aparato indicó que el fondo radiactivo era allí 20 veces superior a lo permitido. Produce escalofríos pensar lo que hubiera indicado un dosímetro 26 años atrás, en el momento en que se realizó la explosión.
"Buscando petróleo"
Como cuenta Riabtsov, uno de los cinco aldeanos que sigue negándose a abandonar Gálkino, "inesperadamente llegaron a nuestra tierra, rica en bayas y setas, especialistas desconocidos con perforadoras y numerosos otros equipos". A las preguntas de los lugareños, los especialistas contestaban que estaban buscando petróleo. Les decían: "Si nuestras previsiones se confirman, el petróleo traerá la prosperidad a toda la zona"Pero un buen día los aldeanos sintieron un gran temblor, que incluso dañó los cimientos de las casas. Después de la explosión, los miembros del equipo de perforación desaparecieron, dejando abandonada gran parte de las herramientas.
Como nadie les advirtió de nada, la gente se llevó del lugar donde habían trabajado los especialistas todo lo que pudo, desde palas hasta una excavadora.
Los niños, curiosos, también iban a visitar la zona de la explosión, hasta que dos muchachos enfermaron repentinamente y murieron al poco tiempo. Después de otros fallecimientos misteriosos, muchos habitantes empezaron a abandonar la aldea.
Nadie sabe por qué se eligió Gálkino para realizar esa explosión: el pueblo se encuentra cerca del Volga, con el consiguiente peligro de contaminación de sus aguas, y a sólo 20 kilómetros de Kíneshma, capital de la comarca, de 100.000 habitantes.
Además, al lado de Gálkino está Shchelikovo, la hacienda-museo de Alexandr Ostrovski, el gran dramaturgo ruso del siglo pasado, a la que se organizan excursiones periódicas. para los turistas.
Hubo una época en la URSS en que las autoridades creyeron que se podían utilizar las explosiones atómicas para resolver una serie de problemas económicos. Incluso se llegó a pensar que así se podría cambiar el curso de los ríos siberianos, para encauzar las aguas hacia el sur y así salvar el mar de Aral, por ejemplo, agostado hasta el borde de la catástrofe por los regadíos.
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