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Liberado en Colombia el joyero cordobés

La familia del industrial pagó veinte millones por su libertad

El joyero cordobés Antonio Taboada, de 69 años, que ha permanecido secuestrado cerca de dos meses por la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), fue liberado ayer cerca de Mariquita, en la provincia de Tolima, centro del país, tras el pago de un rescate de unos veinte millones de pesetas. Su mujer, con la que tuvo dos contactos vía radio durante su cautiverio, fue quien llevó en todo momento las. negociaciones con los secuestradores.El industrial relató ayer a este periódico que el trato que le dieron sus captores fue bueno y la comida regular y rara, y que tuvo que dormir en el monte en muchas ocasiones. Sus peores recuerdos son de los momentos en que era obligado a trasladarse a caballo o en burro "por unos terribles caminos de la montaña".

Antonio Taboada fue secuestrado el 28 de agosto pasado por media docena de hombres armados del ELN que viajaban en motos y coches y lo trasladaron a un lugar de la montaña que desconoce. El joyero había llegado al municipio de Mariquita el 24 de julio con su segunda esposa, la colombiana Graciela Vanegas, y su hija Diana, de 12 años, para visitar a su suegra, gravemente enferma . En esa zona actúan grupos de delincuentes comunes, paramilitares de extrema derecha, una guerrilla castrista y otra comunista.

Cuando preparaban las maletas para regresar a Córdoba, el industrial atendió una llamada telefónica que le requería para resolver un problema de agua en una parcela de su mujer. "Como no tengo la malicia indígena", dijo, cogió su coche en compañía de un vecino llamado Macario y se trasladó al lugar por la carretera que une Mariquita con Ibagué, en donde fue asaltado. Los secuestradores se identificaron como miembros del ELN, grupo guerrillero castrista que dirige el ex sacerdote español Manuel Pérez.

El joyero, con problemas en una pierna que le obligan a mantenerla rígida, sufre problemas de hipertensión y necesita una medicación adecuada para su tratamiento, que le ha sido suministrada por la guerrilla durante el tiempo que ha permanecido secuestrado. "Estoy agotado, muy cansado", comentó ayer Taboada en conversación telefónica. Su esposa le ha visto "muy delgado y deteriorado" al llegar a casa. Sus otros dos hijos, Laura y Javier, que han permanecido en Córdoba todo el tiempo, sólo tenían noticias de su padre a través de Graciela Vanegas. La familia esperaba que la liberación se hubiese producido el sábado 18 de octubre, pero la esposa no recibió la carta que los secuestradores aseguraban haber mandado con las instrucciones para entregar el rescate.

Los secuestradores fueron rebajando, conforme transcurría la negociación -que llevó personalmente la esposa del joyero-, la cantidad inicial de alrededor de cien millones de pesetas que pedían para liberarle. Finalmente, la carta llegó el martes, y Graciela cumplió con la exigencia de la guerrilla, pero no ha querido desvelar por ahora las instrucciones de los secuestradores. Sólo ha reconocido que ha pagado. Una vez entregado el rescate, un sacerdote amigo de la familia se ofreció como intermediario para recoger a Antonio Taboada en un lugar que no se ha querido desvelar. Tras toda la tarde y primeras horas de la noche del martes de viaje, Taboada llegó a su casa a las doce y media de la noche de ayer (hora de Colombia). En cuanto se recupere, regresará a Córdoba.

Taboada pasaba las vacaciones en la población veraniega de Mariquita junto a su esposa colombiana y su hija. Todos los años, y en dos ocasiones, venía a atender sus negocios. Desde hace algún tiempo la familia estaba ligada a esta rica región, donde poseen varias propiedades, entre ellas una finca y cultivos de arroz.

Aunque los captores se identificaron como miembros del ELN, grupo guerrillero al mando del ex sacerdote español Manuel Pérez, ayer en Colombia se daba por seguro que Taboada, que fue sometido a un minucioso examen médico tras su liberación, estuvo en poder de delincuentes comunes, por la forma como se adelantó la negociación. Por lo general, en los secuestros de estas organizaciones se logran arreglos más rápidos y por cifras más bajas que cuando son realizados por la guerrilla.

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