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Recuperados 37 cadáveres del barco albanés hundido por una corbeta italiana

El Kader I Rades, la frágil embarcación que se fue a pique el 28 de marzo pasado en el canal de Otranto, al sur de Italia, llena hasta los topes de refugiados albaneses, regresa ahora de las profundidas cargada de cadáveres y acusaciones. Hundido en la brusca maniobra que siguió al choque con una corbeta de la marina militar italiana que intentaba interceptarla, el barco albanés ha permanecido casi siete meses a ochocientos metros de profundidad, mientras se ponía a punto la tecnología necesaria para rescatarle del fondo. El lunes se consiguió por fin sacarle a flote y hacerle regresar al puerto de Brindisi. La tarea de los equipos de rescate no termina aquí, porque en la nave esperan 92 cadáveres, de los que han sido recuperados ya 37.

Han sido siete meses trágicos para los familiares de las víctimas, pues hasta ahora sólo se habían recuperado siete cuerpos. Durante todo este tiempo, los 34 supervivientes y los familiares de los desaparecidos no se han cansado de repetir que la mayoría del centenar largo de ocupantes habían quedado atrapados dentro de la nave. Tenían razón. La operación de rescate de los cadáveres, entre ellos una veintena de niños, se ha convertido en un doloroso espectáculo, que no acaba de interesar, sin embargo, a la opinión pública italiana.El martes, con la llegada del Kader I Rades al puerto de Brindisi, comenzó lentamente la recuperación de los cuerpos. Los miembros del equipo, entre ellos vanos forenses, tienen ante sí un largo proceso de trabajo. Primero sacar los cadáveres del puente, de la sala de máquinas, de los mil y un lugares donde se refugiaron, y depositarlos en la cámara frigorífica especialmente fabricada para ello. Más tarde, y pese a la oposición de muchos de los familiares, se procederá a realizar las autopsias. Las ropas y los enseres menores de los muertos que huían a la desesperada de un país en la miseria económica y moral, servirán para reconstruir los datos de una tragedia que incomoda a los italianos, repleta aún de interrogantes.

El oscuro incidente del Kader I Rades y de la corbeta Sibilla, ha permanecido sumergido, como el barco albanés, en la complejidad burocrática del procedimiento judicial. Desde el hundimiento del régimen comunista de Tirana, han sido tantos los barcos de refugiados que han arribado, o lo han intentado, al puerto de Brindis¡, que la opinión pública italiana no se ha mostrado especialmente sensible al trágico naufragio del Kader I Rades. Tampoco las autoridades albanesas estaban en situación de exigir. Ayer, el primer ministro del país balcánico, Fatos Nano, que a anunciado su presencia hoy en Brindisi para acompañar a los familiares de las víctimas, aprovechó la tragedia del Kader para advertir a los albaneses "que nunca más deberán abandonar su país a la desesperada". La nave será trasladada cuando sea posible al puerto de Valona y "será convertida en un memorial dedicado a las víctimas, en el que sus familiares puedan depositar flores de recuerdo", añadió Nano.

En Italia, la incomodidad política causada por el accidente ha aflorado de nuevo. El jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Guido Venturoni, rechazó ayer categóricamente "ninguna intencionalidad" de la corbeta en un choque que para la Marina italiana fue un mero y trágico accidente. Pero en el muelle de Brindis¡ los ánimos estaban alterados y se produjeron conatos de incidentes entre los grupos de albaneses llegados en un barco militar especial, fletado por el ministerio de Exteriores, y la policía que mantiene el orden en la zona.

En este puerto del sureste italiano, el más próximo a las costas albanesas, se mezclan desde el fin de semana miles de curiosos con los familiares de las víctimas de la tragedia. Italianos de saludable y distinguido aspecto, cargados con cámaras fotográficas y cámaras de vídeo, observan el desarrollo de la operación de rescate. A su lado, mal vestidos, mal peinados, llorosos y portadores de unos ramos de flores con toda la apariencia de ser un regalo de las autoridades italianas, los albaneses esperan la ocasión de contemplar siquiera por un instante a sus familiares muertos. No es probable que se les autorice.

[La comunidad internacional concedió ayer a Albania una ayuda de urgencia por valor de 185,5 millones de dólares (unos 28.000 millones de pesetas), informa France Presse. La primera conferencia de donantes reunida en Bruselas comprometió además otros 500 millones para los próximos tres años].

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