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91 dibujos de Pollock desvelan en Nueva York los orígenes del expresionismo abstracto

La muestra, abierta hasta el 8 de febrero, recorre la etapa de formación del artista

Desafiando la idea de que los grandes museos no arriesgan, el Metropolitan Museum ha sacado de sus archivos 91 dibujos y bocetos a lápiz de Jackson Pollock realizados por el pintor estadounidense en plena etapa juvenil de inmadurez artística y los muestra hasta el próximo 8 de febrero en una amplia sala de su sede neoyorquina. Los dibujos provienen básicamente de tres cuadernos que Pollock llenó entre 1937 y 1941, y que con motivo, de la muestra se han reproducido en una edición facsímile de lujo impresa por Julio Soto y encuadernada por la casa Ramos, ambos de Madrid.

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Quinientos ejemplares de esta edición especial se venden en la tienda del museo a 750 dólares (115.000 pesetas) la unidad, y tratan de imitar con fidelidad los los mismos cuadernos que Jackson Pollock (Wyoming 1912-East Hampton 1956) utilizó a partir de los 25 años, cuando se desplazó a Nueva York para estudiar arte en la Art Students League bajo la tutela del pintor de paisajes Thomas Hart Benton.No caben aquí las comparaciones con recientes exposiciones de éxito internacional y gran atractivo popular como las dedicadas a los inicios de Dalí o Picasso. Pollock, que sufrió una muerte temprana en accidente de automóvil a los 44 años, en 1956 (un año después de la muerte en similares circustancias de James Dean), sólo dedicó en realidad unos pocos años de su vida a desarrollar la técnica del goteo de pintura por la que se reconocen sus obras más famosas y sofisticadas.

Sin embargo, como se observa ahora en el Metropolitan, Pollock tan sólo alcanzó ese nivel magistral después de una extraña y, en numerosas ocasiones, torpe formación académica basada en la reinterpretación y deconstrucción de cuadros de El Greco y Picasso, entre otros, combinada con un historial de alcoholismo e internamiento psiquiátrico.

Utilización de la línea

En efecto, la comisaria de la exposición, Nan Rosenthal, admite con gran corrección política que Pollock "no fue un dibujante precoz", pero al mismo tiempo reconoce que "es fascinante estudiar estos cuadernos porque son el medio por el que llegó a dominar su propia utilización de la línea". De hecho, las insólitas ediciones en facsímil que se han realizado en Madrid son una prueba de lo fuerte que apuesta por esta etapa del pintor el Metropolitan Museum, que podría haberse limitado a editar el catálogo de rigor.Pollock nació en 1912 y creció en el entorno rural de Arizona y California junto a sus cuatro hermanos, que también intentaron dedicarse al arte en distintos momentos de su vida. Jackson era el menor de ellos, y desde muy joven mostró síntomas de inadaptación y rebeldía en la escuela. Aunque estudió dibujo por primera vez en Los Ángeles, los bocetos más antiguos que han podido recuperarse datan de los años 30, cuando se trasladó a Nueva York para estudiar con Benton.El primer cuaderno del Metropolitan consiste fundamentalmente en una serie de variaciones y deconstrucciones realizadas a partir de fotografías en blanco y negro de cuadros de Miguel Ángel, El Greco y Rubens, que Pollock reinterpretaba a base de volúmenes geométricos y "ritmos lineares". La Capilla Sixtina y la vida de Cristo y la Virgen son los temas recurrentes de esta primera etapa, que también incluye uno de los pocos autorretratos que se conocen del artista. La impericia de Pollock al intentar ser realista en la descripción de la figura humana es notable.

El Metropolitan ofrece también la posibilidad de comparar los ejercicios académicos de Pollock con algunos de los cuadros originales que están en sus galerías, como La visión de san Juan, de El Greco; y también con pinturas de etapas posteriores del propio Pollock, como Parsiphae (1943); Autumn Rhythm (1950) y Number 7 (1952).

En 1935, Benton y su familia decidieron abandonar Nueva York y trasladarse a Kansas City, y Pollock, que tenía 23 años y había entablado con ellos una estrecha relación, entró en un periodo de depresión, ansiedad. y tendencias suicidas. Sus problemas con el alcohol empeoraron, y en 1938 ingresó durante cuatro meses en un hospital psiquiátrico. De esta época data el segundo cuaderno, en el que hay algunos retratos realistas de ínfima calidad (Pollock solía copiar de revistas y libros, no del natural) y otras obras que creó a modo de terapia ocupacional.Esta crisis transportó a Pollock, sin embargo, a una nueva etapa,_encarnada en el tercer y último cuaderno, mucho más energético y original. Con una intensidad inspirada por los murales de los mexicanos José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, y también por los bocetos de Picasso para el Guernica, Pollock comenzó a alejarse de las enseñanzas de Benton y a desarrollar un cierto estilo original, muy trabajado y con mayor riqueza técnica, cuya energía predice ya el efecto de sus cuadros con goteo de pintura.

Los cuadernos fueron comprados por el Metropolitan en 1990 a los herederos de la viuda de Pollock, la pintora Lee Krasner. Antes de morir, Krasner también había donado al museo una serie de 40 dibujos, de los cuales 27 se incluyen en la exposición. Basados en el psicoanálisis y en la pintura de los nativos americanos, el dominio de la línea coloca ya a Pollock al final de un complicado viaje iniciático que culmina a mediados de los años cuarenta y a las puertas de la gran fama.

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