Derrame de 8.000 litros de ácido tóxico en una nave de Villaverde
El almacén de la empresa química Manuel Riesgo, ubicado en el polígono industrial de Villaverde, a un kilómetro del casco urbano de Madrid, sufrió en la mañana de ayer un derrame de 8.000 litros de ácido clorhídrico. Esta sustancia tóxica y corrosiva (provoca quemaduras e irrita las vías respiratorias) es utilizada para la limpieza de piscinas. La fuga, debida a una fisura en un depósito que contenía 18.000 litros del citado producto, provocó una nube irritante que ocupó unos 200 metros cuadrados y desató una espectacular movilización de los bomberos, el Samur y la policía. Al menos 25 agentes municipales, apoyados por el Cuerpo Nacional de Policía, cortaron las entradas al polígono. El Samur atendió a tres personas por molestias respiratorias, y el servicio de extinción envió al lugar siete vehículos y sus mejores unidades, entre ellas la de protección especial, con el objetivo de sellar la fuga y diluir la nube tóxica. Para ello trasvasaron 10.000 litros del tanque averiado a otros recipientes, y el resto lo neutralizaron con agua y cerca de 10.000 kilos de bicarbonato y carbonato sódico, dos sustancias que anulan los efectos corrosivos del ácido clorhídrico.
El escape se registró, según las primeras versiones, sobre las 10.30, después de que un camión cisterna llenase el depósito, de fibra sintética y con unos cinco años de servicio. Los obreros del almacén -donde trabajan 22 personas, entre operarios y personal administrativo- observaron entonces cómo junto a una válvula se había producido, por causas desconocidas, una fisura.
El derrame fue desviado al alcantarillado, ya que el almacén carece de un sistema de contención
Los mismos obreros, creyendo que podían controlar el derrame, lanzaron bicarbonato y carbonato sódico. "Había niebla, y la humedad, junto con el aire, provocaron el cambio de estado del ácido clorhídrico. Así se formó la nube", indicó Honorio Riesgo, directivo de la empresa. "Ha sido una exageración. Aquí a nadie le ha pasado nada, nosotros mismos podríamos haberla controlado", añadieron algunos empleados suyos.
La formación blanca y espesa que surgió en el polígono fue vista por una patrulla de la Policía Municipal, que inmediatamente avisó a los bomberos. Esta llamada se registró a las once de la mañana. Cuatro minutos después, el primer vehículo del servicio de extinción entraba en la nave, situada en el número 142 de la avenida Real de Pinto. El siguiente paso fue acordonar la zona. En ningún momento el Ayuntamiento consideró necesario alertar a la población. "No hay viviendas en un radio de un kilómetro y, por lo tanto, no había peligro para los vecinos", señaló la edil de Villaverde, Nieves Sáez de Adana.
La nube, que no llegó a afectar al casco urbano, aunque sí intranquilizó a los vecinos, era irritante para la piel y las vías respiratorias. La empresa indicó que,. dada la baja concentración de ácido en el aire, no entrañaba ningún problema grave para la salud. "Es algo parecido a lo que queda en el aire cuando se echa agua fuerte en un inodoro. Si te acercas mucho, pues te irrita; si no, simplemente lo hueles", explicó Honorio Riesgo.
El jefe de guardia de los bomberos, Eugenio Amores, uno de los primeros en llegar a la nave, se mostró más estricto: "Fue una nube tóxica, porque así es el producto que lo ocasionó, pero tampoco hay que ser alarmistas, porque el riesgo para la salud dependió de la proximidad al lugar de la fuga. Lo que está claro es que ha sido mucho más grave que la fuga de Algry
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