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Nuevas críticas reavivan el debate sobre la sucesión de Kohl en Alemania

Pilar Bonet

El debate sobre la sucesión del canciller alemán, Helmut Kohl, de 67 años, que él mismo provocó en Leipzig al designar como su heredero a Wolfgang Schäuble, de 55, se ha animado con nuevos argumentos, sin contar con él. Como jefe de la Unión Demócrata Cristiana, el actual canciller se presentará a las elecciones en septiembre de 1998.En opinión de varios observadores, la inocencia no caracterizaba las palabras de Kohl ni el miércoles, cuando dijo que deseaba que Schäuble fuera su sucesor sin precisar cuándo, ni el jueves, en el centro ya de una tormenta política, cuando aseguró que, si gana las elecciones, permanecerá en el poder toda la legislatura, hasta el 2002. Son hoy muchos quienes dudan que Kohl pueda estar tanto tiempo. Los argumentos son de diversa índole, comenzando por la salud. El "canciller del estómago de hierro", como le llama el diario Die Welt por lo mucho que come, se muestra muy activo, pero quienes le observan desde hace tiempo señalan que a menudo aparece cansado.

Otros llaman la atención sobre las metas históricas que todavía le quedan por alcanzar a Kohl para redondear su misión como artífice de la reunificación alemana y abanderado de la unificación europea. En el tiempo, tales metas están situadas algo antes del fin de la próxima legislatura. El traslado de la cancillería a Berlín será en 1999, y la Unión Monetaria se alcanzará ese año, en el que además se conmemora el 50º aniversario de la fundación de la República Federal de Alemania.

A Kohl le han criticado desde sus mismas filas por sus palabras en Leipzig. Heiner Geissler, el vicepresidente de su grupo parlamentario, dijo que la propuesta era buena, pero consideró "absurdo" anunciar acontecimientos para el año 2002. "No somos una monarquía hereditaria y ni siquiera el Papa designa a sus sucesores", manifestó el político en una entrevista que hoy publica el diario Bild am Sonntag. Günter Ottinger, jefe del grupo parlamentario demócrata cristiano en el parlamento regional de Baden-Wurtemberg, ha exhortado a Kohl a retirarse antes del 2002 en caso de ser reelegido.

Sobre la capacidad de Schäuble de competir intelectualmente en unas elecciones no se plantean dudas, pero algunos mencionan una delicada circunstancia: su parálisis, consecuencia de un atentado sufrido en 1990. El atentado no sólo le paralizó. También puso a prueba su personalidad, su disciplina y su paciencia. Y Schäuble la superó con gran éxito.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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