Descanso y golf en Bariloche con el recuerdo del general Perón
El presidente argentino, Carlos Menem, peronista a su manera, regaló a Clinton un discurso del generalísimo Juan Domingo Perón. El documento, 20 páginas de pergamino, encuadernadas en cuero y traducidas al inglés, le fue entregado al gobernante norteamericano en un restaurante de la ciudad turística de Bariloche, al pie de la Cordillera de los Andes, donde el jefe de la Casa Blanca, su esposa Hillary y altos funcionarios dieron buena cuenta de un banquete de ahumados patagónicos, trucha y ciervo, con sus anfitriones.
El caudillo argentino abogaba en el pergamino de 1954 por la unión de las naciones americanas "desde el Ártico a la Antártida". Clinton sonrió y concilió; sus ministros y asesores apretaban las tuercas e instaban al combate contra el lavado de dinero y el narcotráfico, a la apertura de mercados o al respeto de la propiedad intelectual y patentes farmacéuticas de las firmas estadounidenses, que denuncian pérdidas multimillonarias por un pirateo a destajo.
El matrimonio Clinton, de paseo, o navegando, agotó 36 horas en el remanso de la cordillera, alojados en un hotel levantado en la península del lago Nahuel Huapi, entre el verde, las montañas e impresionantes bellezas naturales.
Unos 30 activistas del grupo de ultraizquierda Patria Libre protestaban contra el imperio. Clinton no pudo escucharles: atacaba, por segunda vez durante su estancia en Argentina, una parrillada de carne. Jugó al golf con Menem, firmó un convenio sobre recursos naturales y se sumergió en la contemplación de la naturaleza de Bariloche, refugio de una colonia de nazis después de la II Guerra Mundial, y distante 1.800 kilómetros de Buenos Aires. El criminal de guerra Erich Priebke vivio allí 48 años hasta que recientememte fue extraditado a Italia por la matanza de 335 civiles en las Fosas Ardeatinas de las afueras de Roma, en 1944.
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