Contra la estética
Viendo la cantidad de cuerpos extraños que asoman desde su inauguración por encima de las Torres KIO, en la plaza de Castilla de nuestra ciudad, un amigo mío comentó una vez que sólo faltaba que pusieran allí ropa tendida para secar.Hace poco, cuando se anunció que una entidad de ahorro se disponía a trasladar su sede central a una de esas torres, se anunciaba a la vez, sin decirlo, otro atentado contra la estética mayor que el de esos cuerpos extraños en su remate. Y es que existía otro precedente con lo sucedido en la Torre Europa del conjunto Azca, también propiedad de la misma entidad de ahorro.
Pues bien: la amenaza ya se ha hecho realidad. Al igual que en la Torre Europa de Azca, ya tenemos en lo alto de una de las Torres KIO -lo que es peor que si fuera en las dos- el conocido emblema del oso madrileño. Ya está, pues, degradado, del mismo modo que el otro edificio singular, un conjunto arquitectónico que se pretende sea el símbolo del Madrid moderno.
Y me pregunto: ¿no hay en Madrid una autoridad, de la índole que sea, que impida los atentados contra la estética en el terreno del urbanismo? Probablemente la haya, pero se ve que es completamente inoperante.
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