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FERIA DEL PILAR

En el país de los ciegos

Núñez / Litri, Jesulín, Barrera

Cuatro toros de Joaquín Núñez, flojos, 2º y 5º nobles. 4º y 6º de Antonio Arribas, flojo y parado, respectivamente. Litri: silencio en los dos. Jesulín de Ubrique: aviso y ovación; aviso y oreja. Vicente Barrera: ovación en los dos.

Plaza de Zaragoza, 10 de octubre. Séptima de feria. Casi lleno.

Hoy día, la ganadería llamada brava es el país de los ciegos. Pero ayer en Zaragoza salieron dos bomboncillos de Joaquín Núñez, de esos que permiten estar a gusto a las figuras de hoy y que, aunque en realidad fuesen dos tuertos, parecían dos reyes en ese país de ciegos. Y los dos le tocaron a Jesulín de Ubrique. El lidiado en segundo lugar, anovillado y flojito, pero que metía la cara con nobleza, se encontró con un Jesulín sólo aseado y fácil, pero que, frío y despegado, no era ni el nuevo Jesulín ni el otro. El burraco quinto tuvo muy buen son y el de Ubrique comenzó la faena sentado en el estribo. El muleteo fue suave y templado, aunque faltó emoción. El toro obedecía al toque y Jesulín estuvo correcto con él. Acabó de una estocada desprendida, a pesar de lo cual el público consiguió que se le concediese una oreja.

Litri pechó con un lote calamitoso. El primero, muy flojo y andarín. El cuarto, gordinflón y cayéndose en más de una ocasión. En aquél destacó una segunda serie con la diestra, seguida de barullo, desarme y enganchones, con el animal casi moribundo. En el cuarto a Litri no se le pudo negar la voluntad que puso en el empeño, pero aquello era como intentar sacar agua de un pozo seco.

Mal lote también el de Vicente Barrera. Al tercero le faltaba la fuerza y además medía al torero y era poco franco. Barrera estuvo muy decidido con él, llevándoselo enseguida a los medios para torearlo al natural, muy quieto y valeroso. La res fue acortando cada vez más sus embestidas y el diestro no pudo continuar en el mismo tono, que aún bajó más al acabar de un bajonazo. El sexto, muy bien armado, se frenó de salida y acabó hecho un marmolillo. El valenciano comenzó muy torero el muleteo y optó por terrenos de cercanías, parándosele el toro irremisiblemente.

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