"El añil" de Martín Largo marca el resurgir del nuevo existencialismo

José Ramón Martín Largo, nacido en Toledo hace 37 años, aseguró ayer que El Añil (Alfaguara), su segunda novela, supone "un regreso a los orígenes y, aunque suene a presuntuoso, un viaje al infinito". Los escritores y asesores literarios de Alfaguara, Manolo Rodríguez Rivero, Ramón Buenaventura y Juana Salabert, que ayer presentaron la obra, la calificaron como una nueva forma de existencialismo, que entronca con la mejor literatura europea del siglo XX.Los tres presentadores coincidieron en señalar que en la literatura de este joven toledano se transmite un profundo conocimiento de la novela contemporánea. "Es una obra que lleva implícito un homenaje a James Joyce al tiempo que a John Coltrane, porque El añil es una especie de jam-session, una obra que surge de la mano de uno de esos narradores por venir que uno siempre está esperando", afirmó Salabert, quien destacó también la vocación cinematográfica y musical del escritor.

La novela transcurre en 24 horas, las que pasa un viajero inglés en un pueblo en el que conoce a unos peculiares personajes. Desde esos presupuestos se cruzan constantes reflexiones y referencias no sólo literarias (Joyce, Proust...), sino también musicales (Mahler, Puccini, Coltrane...) o políticas, (Marx, Bakunin...).

Miserias cotidianas

Para Martín Largo El añil trata ante todo de las miserias y las dictaduras de la vida cotidiana: "En ella abordo el presente como si hablara del pasado, porque sus personajes no han encontrado la libertad, ya que sostengo la teoría de que vivimos bajo una dictadura, no al estilo de los años treinta y cuarenta, sino bajo una dictadura fragmentaria que se impone sobre cada franja de nuestra vida".Martín Largo obtuvo un importate éxito de crítica con El momento de la luna, su primera novela publicada, con la que se le llegó a definir como el deudor legal de Camus. El añil, que fue redactada hace seis años, es, sin embargo, la primera novela que escribió este autor.