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El Papa desea que la Iglesia tenga más fuerza para hablar con los políticos

Juan Jesús Aznárez

ENVIADO ESPECIAL El Papa, que hoy termina su tercera visita a Brasil con una misa ante más de un millón de fieles, reiteró ayer la indisolubilidad del matrimonio, se manifestó severamente contra el aborto y el hedonismo, y reclamó de los episcopados y diócesis de todo el mundo la creación de estructuras eclesiales capaces de promover una pastoral auténticamente evangélica de la familia cristiana y, "un diálogo constructivo" con el poder político. "De los organismos políticos", dijo, "depende en buena parte el destino de la familia y de su misión al servicio de la vida"." ¡Viva el Papa! ¡Viva el Santo Padre!", gritaban las multitudes. "El Papa todavía vive", respondió el obispo de Roma, de 77 años, bromista a veces, frágil después de las últimas intervenciones quirúrgicas.

Juan Pablo II, molesto porque la fuerte presencia policial en las calles de Río impidió el acercamiento de los devotos, abogó por la justicia social, la fidelidad de los cónyuges y la maternidad, en un país agobiado por la pobreza y cuyo Congreso tramita un proyecto de ley que autoriza el aborto en los casos de violación o grave peligro para la gestante.

"En la medida en que las fuerzas disgregadoras del mal consiguen separar al matrimonio de su misión relativa a la vida humana, atentan contra la humanidad, privándola de una de las garantías de futuro", advirtió el Papa a los delegados del Congreso Teológico Pastoral.

Sus palabras en defensa de un apostolado más activo y cualificado, en una coyuntura social donde pentecostales y embaucadores prosperan en Brasil con una oferta más milagrera y terrenal, coincidieron con la clausura de la XXVI asamblea ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), cuyo documento final apuesta por un mayor protagonismo de los movimientos laicos y un activismo más crítico de la Iglesia frente a las lacras e injusticias.

Tras un retiro de cuatro días, 50 obispos latinoamericanos concluyeron que pese a los buenos índices macroeconómicos, la corrupción en todos los órdenes, la impunidad de los que la practican, la violencia y la injusticia en la distribución. de la riqueza y los medios económicos lastran el desarrollo. El jefe de la Iglesia católica impartió la comunión a 50 personas en una misa oficiada en la catedral, y distribuyó bendiciones y esperanzas entre los enfermos de cáncer, los niños de la calle de una ciudad de seis millones de habitantes y entre los reclusos de la cárcel de Frei Caneca.

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