José Antonio Iniesta sigue grave

El novillero José Antonio Iniesta evoluciona favorablemente de la fortísima cornada que sufrió el pasado domingo en Las Ventas. El torero continúa en estado grave y se encuentra ingresado en la unidad de cuidados intensivos (UVI) de la clínica Nuestra Señora de Loreto, adonde fue trasladado la noche del percance tras haber sido intervenido en la enfermería de la plaza y más tarde en la clínica La Fraternidad.

Según el parte facultativo facilitado ayer por los doctores Albertos Salvador, cirujano cardiovascular, y Casamayor M. de Vidales, jefe de la UVI de la clínica Loreto, Iniesta "evoluciona favorablemente de la intervención efectuada por el doctor Albertos ayer y se encuentra consciente con función cardiorrespiratoria normal. Mantiene buen estado hemodinámico y de las heridas quirúrgicas. No existe sangrado, patológico actual. Presenta edema en miembro inferior izquierdo. Pronóstico: grave".José Antonio Moreno García, José Antonio Iniesta en los carteles, de 21 años, puntero en el escalafón de novilleros, toreaba mano a mano con Miguel Abellán cuando Naranjero, primer novillo de la tarde, de Joaquín Buendía, le corneó. El torero, que sangraba abundante mente, fue trasladado a la enfermería, donde le intervino el equipo que dirige el doctor Máximo García Padrós. Tenía una herida muy grave en el triángulo de Scarpa, muslo izquierdo, con dos trayectorias, de 30 y 20 centímetros respectivamente, que causa destrozos. en abductores, paquete vasculonervioso y cayado de las venas safena y femoral, entre otras lesiones.

"Es un tema complejo", comentó ayer el doctor García Padrós, "y aunque se trata de alguien muy joven y de gran fortaleza física, aún es pronto para. decir si podrá volver a torear. De momento, la próxima temporada la va a tener difícil porque la recuperación es muy lenta".

Ésta es la tercera cogida que sufre Iniesta en su corta vida profesional. Su padre, Eugenio Moreno, que le acompaña en la clínica, manifestaba ayer: "La cornada ha sido tan grave como las de Manolete o Paquirri. Gracias a Dios que estábamos en Madrid". Uno de los apoderados del espada, José Manuel Intxausti, Tinín, añadía: "De no estar en Las Ventas, se habría desangrado".