Samper acepta una acción internacional para resolver el conflicto con la guerilla
"El conflicto armado en Colombia ha llegado a tal nivel que es imposible salir de él sin ayuda internacional", opina Augusto Ramírez Ocampo, miembro, de la Comisión de Conciliación, grupo creado por la Iglesia para aproximar a los sectores beligerantes. Cuatro países -España, México, Venezuela y Costa Rica- han dado el primer paso hacia una "participación" internacional para resolver el conflicto, solicitada por primera vez por el presidente Ernesto Samper.
Los ministros de Exteriores de los cuatro países citados han hecho esta semana desde Nueva York en llamamiento conjunto a la guerrilla y al Gobierno de Colombia para que se sienten a dialogar para acabar con un conflicto que ensangrienta el país desde hace años. La Unión Europea (UE) respalda la propuesta de negociación y ha anunciado su disposición "a responder positivamente a toda solicitud apropiada, susceptible de facilitar el desarrollo de dicho progreso".Fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores señalan que se están dando los primeros pasos de un proceso que está por definir. "Se trata de que las partes decidan convocar a los eventuales países garantes para definir los términos de la intervención internacional que, en cualquier caso, corresponderá al Gobierno y la guerrilla".
El elemento novedoso del endémico conflicto es que Samper parece haber perdido el miedo a entrada en escena de terceros países en una negociación. El presidente colombiano, que el pasado 8 de septiembre propuso a la guerrilla un plan de paz que no ha recibido respuesta, encomendó a la Comisión de Conciliación la misión de organizar un grupo de países amigos dispuestos a prestar sus buenos oficios. Ramírez Ocampo, destacado miembro de esta comisión, acredita buena experiencia en las lides de media
ción, ya que fue jefe de la misión las Naciones Unidas en El Salvador. Es una de las personas que más han insistido en la idea -de una intervención internacional.
Este cambio en la política de que"la ropa sucia se lava en casa" se da en momentos en que se acentúa la preocupación por las repercusiones que la guerra colombiana, la más vieja del continente, tiene sobre la inversión extranjera y, en el caso de las naciones vecinas, por la amenaza permanente de que esta confrontación traspase las fronteras. Venezuela, que se siente ya fuertemen agredida por las acciones de la guerrilla colombiana, ha ofrecido desde el primer momento su disposición a buscar una salida negociada.
En mayo de este año la Comisión de Conciliación presentó al Gobierno una estrategia para una política nacional permanente de paz en la que incluía la participación de la comunidad internacional, entre otras, a través de este grupo de países amigos. Una petición en este mismo sentido formularon al primer mandatario hace apenas un mes diez prestigiosos intelectuales.
Para Ramírez Ocampo, la creación de este grupo de amigos internacionales puede convertirse en un principio de acuerdo entre las partes. La guerrilla siempre ha sido proclive a la mediación. Se piensa que las Fuerzas Armadas revolucionarias de Colombia
(FARC), el grupo más numeroso antiguo, incluirían a Costa ica, México y España. Para el Ejército de Liberación Nacional (ELN), dirigido por el ex sacerdote español Manuel Pérez, sería indispensable la presencia de Alemania. Noruega, Holanda y Francia son otros países que se barajan cuando se plantea esta posibilidad, -indican las fuentes españolas, y Estados Unidos, a través de su embajador en Bogotá, ha hecho saber su disposición a participar en el proceso.
"Con la Unión Europea no hemos hablado", dice Ramírez Ocampo, "pero no descartamos esta posibilidad". Para este ex mi
nistro de Relaciones Exteriores, son muy positivas las declaraciones de Manuel Marín, vicepresidente de la UE en su reciente visita a Bogotá: "La Unión Europea está dispuesta a prestar la ayuda que sea necesaria para que la paz ea una realidad en este país".
La primera señal de cambio en a política de puertas cerradas se dio el pasado 15 de junio, en el acto de liberación de 70 soldados del Ejército colombiano retenidos durante más de diez meses por las FARC. A la entrega, en una pequeña población en medio de la selva, asistieron como testigos seis embajadores, entre ellos el español Yago Pico de Coaña.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.