Las mafias rusas 'blanquean' las ganancias en sus propios bancos
Rusia se ha incorporado con fuerza al mercado mundial de las drogas. El informe del OGD, que analiza el periodo 1995-1996, destaca tres factores clave: la aparición de organizaciones mafiosas muy bien estructuradas, un aumento considerable del consumo (sobre todo de anfetaminas en el caso de los nuevos ricos) y el establecimiento de redes propias de blanqueo de dinero.La destrucción de la URSS en 1991, la aparición de nuevos países, el empobrecimiento, de la población y la sucesión de una serie de conflictos (Abjacia, Osetia, Alto Karabaj, Chechenia) han creado un ambiente propicio para la irrupción de una delincuencia que actúa fuera del control de las autoridades. Por eso, las repúblicas turcoparlantes ex soviéticas se han transformado en una ruta alternativa a la inestable de los Balcanes para la droga procedente de Turquía y Asia.
El Observatorio Geopolítico de las Drogas asegura que en el caso ruso se da una variarite trascendental. Las grandes mafias actúan como verdaderos holdings. Controlan la producción, el transporte, la elaboración (o hurto en los laboratorios) de productos quimicos o farmacéuticos y el blanqueo en sus bancos o estructuras off shore (fuera del territorio). Cubren toda la gama del delito del narcotráfico.
Conexión latinoamericana
Los responsables de las Aduanas rusas calculan que en 1995-1996, el tránsito de drogas por Rusia se multiplicó por tres. El número de aprehensiones se ha reducido (65%), lo que fomenta la tesis de que las mafias han logrado corromper a amplias capas del Estado.
Las mafias rusas, que deben competir con otras muy activas en su territorio (como las nigerianas), han entrado en contacto con los carteles mexicanos (el capo Amado Carrillo estuvo en Moscú) y colombianos. Su negocio en Europa es creciente. En un principio realizaron ensayos con. drogas menores, como el hachís y la marihuana. Una vez aseguradas las rutas, se pasaron a otras más duras, en especial la cocaína.
Rusia, igual que Polonia (zona de paso clave hacia Alemania y el resto del área de Schengen), se ha lanzado al tráfico de anfetaminas, muy fáciles de conseguir en los laboratorios nacionales o de los precursores químicos que permiten la fabricación de las drogas de diseño, como el éxtasis, o alucinógenas, como el LSD.
Uno de los problemas derivados del consumo nacional en Rusia es el sida. Según el Centro Científico Metodológico Ruso de Lucha contra el Sida, a finales de 1997, diez años después del descubrimiento del primer caso, habrá 100.000 seropositivos en Rusia, un número que se puede multiplicar por cinco en tan sólo un año.
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