Wyoming irreverente
La vida es dura, pero después de ver a Wyoming en su jugo parece que te partes el esternón a carcajada limpia. Chechu es el nombre de la risa y el talento. Es capaz de desternillar al Santo Padre. Y ahí radica todo el intríngulis: Wyoming jamás es cruel, pero llega a cotas inefables de acidez, golpes directos, chicuelinas asilvestradas, verónicas montaraces y algún que otro portagayola. ¡Qué individuo tan necesario! Y para más recochineo, al piano, Reverendo, que tuvo la deferencia de presentarse a su público: "Yo toco el piano, y éste dice tonterías".Cuando Wyoming canta Con la mano entre las piernas, no pueden ocultar su sonrisa ni las monjas de la Caridad. Otro tanto ocurre con Nunca como entre bebidas, Amor intermitente o la inefable Tramperos de Connecticut. De todo lo cual se colige (habida cuenta de su exitazo televisivo), que lo bueno gusta a todo dios, es decir, al gran público.
Wyoming y Reverendo
Gran Wyoming, voz y dialéctica; Reverendo, piano y estoicismo. Sala Clamores. Madrid, 23 de septiembre.
Babelia
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