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El ex general Oviedo será candidato a las elecciones presidenciales paraguayas

Juan Jesús Aznárez

Siempre gallito y a por todas, el general retirado paraguayo Lino Oviedo, que en abril del pasado año se acuarteló en un regimiento do caballería desobedeciendo su destitución como jefe del Ejército, gano' la candidatura del eternamente oficial Partido Colorado a las elecciones presidenciales de 1998, en las que se enfrentará a una coalición opositora. Populista a la antigua, antinorteamericano, el espadón sureño se impuso por estrecho margen a su compañero José María Argaña, dirigente de facción de un partido carcomido por la corrupción y sostén de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989).

Las convocatorias de Oviedo al alzamiento contra la rapiña de despacho, sumadas a la paciente siembra de tractores, bicicletas o motos a buen precio entre el campesinado, se demostraron eficaces. Su ascenso y confuso programa introducen un inesperado elemento de incertidumbre, en la región, concretamente en el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), que trabaja por una integración no sólo económica sino también política.Los colorados monopolizan el poder político en Paraguay desde hace 50 años, y en los comicios de 1998 afrontarán su primer desafío en un régimen de libertades ya que una sólida coalición opositora avanza hacia la primera alternancia desde la caída de la dictadura. La dirige el veterano dirigente político Domingo Laino, de 64 años, presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). Por poco más de 11.000 sufragios de ventaja entre un electorado de 630.000 personas, el destituido jefe castrense, benevolente con la poligamia, derrotó en los reñidos comicios internos del pasado día siete al presidente del partido, Argaña, colaborador de Stroessner desde la presidencia del Tribunal Supremo.

Un total de 231.737 votantes apoyaron a Oviedo, 220.525 a Argaña y, Carlos Facetti, apoyado por el presidente Juan Carlos Wasmosy, obtuvo 141.692 votos. Aunque el gobernante anticipó su negativa a refrendar una candidatura "con antecedentes golpistas", y pese a las impugnaciones, recusaciones y denuncias por supuesto fraude presentados por el perdedor, el Tribunal Electoral del partido declaró la victoria de Oviedo al cabo de 17 días de accidentado escrutinio. Argaña anunció además un pleito ante el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE). Miles de simpatizantes del excéntrico militar, acusado por Wasmosy de haber intentado derrocarlo, se concentraron frente a la sede del Partido Colorado para aclamarlo.

Lino Oviedo aceptó la acusación de golpista únicamente por haberlo sido durante el cuartelazo que entre el 2 y el 3 de febrero de 1989 derribó a Stroessner, exiliado en Brasilia, y por haber derrotado a Argaña. En la asonada de hace ocho años contra el mandamás filonazi de ojos azules, intimó su rendición a punta de pistola, blandiendo una granada de mano. "Y por tercera vez voy a ser el golpista el 10 de mayo de 1998",gritó, en referencia a una eventual triunfo en las elecciones generales. Después apaciguó a la dividida familia colorada. "Aquí no hubo ni vencidos ni vencedores. El soberano llamado pueblo depositó su voto en las urnas y su voluntad fue cumplida".

Algunas declaraciones acercan al temperamento y perfil del emergente aspirante, escolar en academias militares alemanas. "¿Queremos un presidente a control remoto de los yanquis o queremos un presidente paraguayo para los paraguayos y elegidos por ellos?". Oviedo niega haber comprado al electorado. "A nadie le he dado gratis ni motoclicletas, ni tractor, ni bicicleta. Lo que yo he hecho fue evitar que caigan en manos de intermediarios. En Shanghai una bicicleta de 36 cambios cuesta 20 dólares y los importadores las venden a este pobre pueblo explotado en 150 dólares".

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