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Una exposición analiza en Barcelona las relaciones de Miró con el arte Japonés

La muestra reúne 40 obras realizadas por el pintor desde 1966

La primera monografía sobre Joan Miró la escribió en 1940 un japonés, el poeta Shuzo Takiguchi. Varios años después, en 1966, el artista realizó su primer viaje a Japón con motivo de una exposición antológica de su obra. Allí se enteró de la muerte de André Breton y le escribió a su viuda: "Desde Tokio, donde busco el mensaje de Oriente que André Breton, visionario, había advertido y cuya importancia me había sugerido...".De las relaciones sutiles y profundas entre la obra de Miró y el pensamiento y el arte japonés trata la exposición que se inauguró ayer en la Fundación Miró de Barcelona. De las 40 obras exhibidas, 36 pertenecen a los fondos del empresario japonés Kazumasa Katsuta.

Una explosión de naranja sobre fondo verde brillante y, en un sol igualmente naranja, dos pequeños puntos y una raya, negros. Miró tituló este cuadro Cheveu poursuivi par deux planétes (Cabello perseguido por dos planetas). Poesía en estado puro, y una manera de entender la pintura y la escritura que algunos especialistas encuentran cercana a la caligrafía japonesa, la filosofía zen y los poemas haiku. La atracción de Miró por el arte japonés venía de antiguo. La directora de la Fundación Miró y comisaria de la exposición, Rosa Maria Malet, explica que desde los años veinte puede rastrearse la curiosidad de Miró por el pensamiento japonés.El grueso de la exposición, titulada Joan Miró. Equilibrio en el espacio, se compone de pinturas realizadas a partir de 1966; así que abarcan el periodo tardío de su obra, cuando su lenguaje creativo estaba en plena madurez. "La experiencia japonesa es importante, pero no es una ruptura respecto a su trabajo antenor porque en la obra de Miró todo es un continuo", aclara Malet.

En las obras seleccionadas se aprecia la profundización del artista en el tema del vacío; la fuerza que el color negro adquiere en esta época -relacionado en parte con el conocimiento de la caligrafía japonesa que tenía el artista, y la importancia de los poemas que a veces sirven de título a sus obras. Malet se explica el interés por Miró en Japón como una confluencia de sensibilidades. El coleccionista Katsuta, en el texto del catálogo, coincide:"La verdadera explicación del gran impacto que Miró ha producido en el espíritu oriental y de la gran consideración que merece por parte de los japoneses es que su pintura es como la poesía: desprende misteriosa tranquilidad que nos proporciona una sensación de intimidad y se adapta fácilmente a la mentalidad japonesa".

La exposición, abierta hasta el 2 de noviembre, está integrada por 40 obras, de las que 36 proceden de la colección Katsuta y las cuatro restantes de los fondos de la propia Fundación Miró. Kazumasa Katsuta, que no pudo asistir a la inauguración por motivos de salud, adquirió estos fondos mironianos, unas 530 obras, en 1991 a la viuda de Pierre Matisse, el galerista de Miró en Estados Unidos. En ningún momento trascendió el coste económico de la operación.

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