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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Mendiga

Como contestación a la carta del pasado 31 de agosto titulada Madrid, capital tercermundista.No dudo que el señor Del Río Gil es un hombre de buen corazón, y con su carta ha querido hacer una llamada de atención a nuestros gobernantes sobre la legión de mendigos que nos invade, ya que, como bien dice, desde Moncloa hasta el mismísimo centro de la Puerta del Sol y aledaños, el espectáculo es espeluznante y vergonzoso.

Pues bien, señor Del Río, no hay que dejarse llevar por las apariencias. Sepa usted que la mendiga a que se refiere, con perro incluido, está en la calle porque le da la gana, y lleva así varios años. Me consta, como vecina de la calle de la Princesa, que a esta señorita le han ofrecido ayuda desde el Ayuntamiento, la junta municipal del distrito, la Seguridad Social, diferentes asociaciones benéficas y órdenes religiosas, para estar atendida, aseada y alimentada, pero se niega rotundamente a todo.

La calle da mucho dinero, señor Del Río, y usted se asombraría de las cantidades diarias que recauda esta moza, para luego, dos veces al día como mínimo, ser visitada por un amigo que le trae la droga a domicilio. Ella le paga y, a la vista de todo el mundo, se proporciona su dosis diaria. Entre el banco y el seto, defeca a plena luz, y más de una vez ha habido extranjeros haciéndole fotos. Por si todo esto le parece poco, las vendas ensangrentadas que cubren sus piernas también son parte de la picaresca.

Los vecinos de Madrid pagamos al Ayuntamiento por limpieza viaria, y hay que ver cómo está la parcela que ocupa esta señorita.

Los vecinos no sabemos dónde acudir, ya que, según las leyes, no se puede hacer nada para quitar a esta gente de nuestras calles, y, según los entendidos, está comprobado que el 80% de nuestros mendigos son profesionales de la mendicidad.

De lo que sí estamos seguros los madrileños es de que las leyes se inventarían urgentes si estas personas se pusieran a pedir a las puertas de las casas de nuestros gobernantes.-

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