"Miro la vida más como actor que como persona"
Habla como una ametralladora, con frases rápidas y a ráfagas. En su conversación no para de citar a cantantes como Joaquín Sabina o Pablo Milanés, a poetas como García Lorca, a directores de teatro como José María Morera, o a realizadores de cine como Luis Garcia Berlanga o Marco Ferreri. Gentes, en suma, que han marcado la trayectoria de este intérprete apreciado por un público que ve en él al gordito simpático y parlanchín que uno siempre ha considerado un buen amigo. Quería ser actor desde niño -"me encantaba y me encanta observar e imaginarme conversaciones de la gente"- y a fe que lo ha conseguido. Desde el papel de Franco en Madregilda al juez de Turno de oficio, desde el ingenuo jovencito de Bajarse al moro al increíble personaje teatral de El cerdo, Juan Echanove (Madrid, 1961) ha transitado por todos los registros. "En realidad siempre miro la vida más como actor que como persona, aunque mi vida privada sea ahora muy rica y valiosa".El actor acaba de estrenar Siempre hay un camino a la derecha, segunda parte de Suspiros de España y Portugal, a las órdenes de José Luis García Sánchez, y en la que comparte de nuevo reparto con su inseparable Juan Luis Galiardo: "Hemos pasado de ser pareja artística a pareja de hecho y luego de deshecho. La verdad es que somos muy complementarios y nos hemos hecho grandes amigos, pese a nuestras diferencias". Los dos actores se han convertido también en productores de esta película, junto al guionista Rafael Azcona y al director.
Echanove defiende con uñas y dientes esa visión esperpéntica de la España de hoy que ofrece Siempre hay un camino a la derecha. "La España profunda no ha desaparecido en absoluto. Basta con darse una vuelta por una barriada periférica de Madrid o por cualquier pueblo de Castilla. Por eso mi pareja con Galiardo entronca con Rinconete y Cortadillo o con Mortadelo y Filemón. Al fin y al cabo, la sociedad sigue funcionando por aquella máxima de tanto vendes, tanto vales. En los reality-shows, en la televisión basura, se encuentra una vez más la raíz esperpéntica de este país".
El actor cree que este tipo de cine se produce poco en España porque no es políticamente correcto. "Todo el mundo te dice", comenta Echanove, "que vayas por lo correcto, que busques el target (objetivo). Ahora lo definen así en lugar de llamarlo público. Ya parece que trabajemos sólo para la productividad. Alguna gente, por ejemplo, siempre insiste en que se hacen muchas películas sobre la guerra civil. Lo cierto es que se han filmado muy pocas si tenemos en cuenta que en ese periodo se llevó al límite ese enfrentamiento y ese esperpento que hemos sufrido los españoles".
Auténtico cinéfago y devorador de vídeos, Echanove lamenta que la gente no vaya al cine. "¿Pero cómo van a ir?", se interroga en voz alta, "si el público se vuelve loco porque piensa que tiene fútbol o películas gratis en la televisión, olvidándose de que lo pagan con sus impuestos".
Actor concienzudo y que nunca ha olvidado el consejo de José María Morera -"nunca dejes de estudiar ni de leer"-, rechaza de plano aquel viejo lema de "a papel sabido, no hay cómico malo" que marcó durante tantos años la profesión en España. "Huyo de esa frase como de la peste. El arma del actor es su conocimiento físico y psíquico. Nuestra generación ya ha vivido en libertad y ha podido ver los trabajos de los grandes artistas. Hoy en día todo está al alcance de los intérpretes: las escuelas, los idiomas, los vídeos..."
Mientras reforma su casa de Madrid, entre viaje y viaje a Cataluña, donde rueda con Fernando Colomo una nueva película, Juan Echanove espera su primer hijo para el próximo otoño. "No creo que la paternidad vaya a cambiar mi forma de pensar ni de situarme frente a la sociedad. A mí siempre me ha interesado el riesgo de la heterodoxia que es lo que considero más anticonservador. Lo que sí tengo es mucha ilusión por el nacimiento de mi hijo y por la relación con mi mujer".
Babelia
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