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ELECCIONES LOCALES EN BOSNIA

Los musulmanes de Mostar boicotean durante media jornada los comicios municipales bosnios

ENVIADO ESPECIAL Los musulmanes de la dividida ciudad de Mostar boicotearon hasta la media tarde de ayer las primeras elecciones municipales en Bosnia-Herzegovina en siete años. El motivo, las concesiones de úItimo minuto hechas por las potencias occidentales a los croatas, dueños excluyentes de la mitad occidental de la capital de Herzegovina, para persuadirles de que participaran en unos comicios que amenazaban con sabotear. Los croatas, y en su nombre el presidente Franjo Tudjman, seguían los pasos de los radicales serbobosnios, a quienes también los poderes occidentales, esta vez vía Slobodan Milosevic, premiaron in extremis a cambio de que no arruinaran la votación de dos días.

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A mediodía, la afluencia a los colegios de la parte croata de Mostar, la única desarrollada, rondaba el 30%, según reponsables de varios centros de votación, que juzgaban la participación razonable para un día laborable. A las tres de la tarde, en dos de los principales centros de votación del lado musulmán, devastado por la guerra entre ambas comunidades, habían acudido a las urnas entre 15 y 25 personas.Los observadores internacionales de turno dormitaban. "No sabemos lo que pasa en el exterior, no hemos recibido instrucciones, ninguna consigna de boicotear las elecciones", aseguraba a este enviado la presidenta de una de las vacías mesas. A esa misma hora, en la sede local de la OSCE, organizadora de los comicios, una portavoz afirmaba que todo era normal en la primera jornada de votación en la ciudad bosnia. Pasadas las seis de la tarde, y tras una reunión urgente de los representantes cantonales de Mostar, el líder musulmán de la ciudad, Safet Orucevic, urgía a. los suyos a poner fin a la abstención y al- desaire que sufría la comunidad internacional.

Desde Sarajevo, el jefe de la misión de la OSCE, el estadounidense Robert Frowick, informaba de su asentimiento a las exigencias musulmanas, básicamente que los croatas no pudiesen votar en el neutralizado distrito central, lo que les daría inevitablemente su control. La capital de Herzegovina, unos 140 kilómetros al sur de Sarajevo, está dividida en seis circunscripciones, controlados a partes iguales por los dos bandos étnicos que malconviven a ambas orillas del río Neretva. La señal de alarma de lo sucedido en Mostar saltó avanzada la noche del viernes, cuando el presidente de Bosnia en nombre de la mayoría musulmana, Alia lzetbegovic, hasta entonces el único que no había amenazado con boicotear las elecciones, advirtió que los suyos se abstendrían. Izetbegovic exigió que Estados Unidos y Europa, cuyos representantes controlan el proceso de pacificación de Bosnia, revocaran ventajas, en su opinión inadmisibles, prometidas al presidente croata Franjo Tudjman durante la visita a Zagreb efectuada la víspera por el mediador internacional Carlos Westendorp. En la madrugada de ayer, una explosión destruyó parcialmente la sede en Sarajevo del HDZ, el partido de los croatas de Bosnia, obediente al del mismo nombre que preside Tudjman en Zagreb. Mostar no era el único lugar de Bosnia donde el primer día de votación para elegir ayuntamientos estuvo ayer en peligro. En un cuadro general de normalidad, destacaban otros puntos negros.

En Brcko, en el noreste del país, localidad estratégica que une las dos partes del territorio serbobosnio y que se disputan serbios y musulmanes, algunos colegios no habían abierto a mediodía. A Brcko, donde están desplegadas tropas estadounidenses de la OTAN, acudió a mediar el enviado especial de Clinton para Bosnia, Robert Gelbard. En Zepce, núcleo de una bolsa croata en Bosnia central, tampoco hubo hasta por la, tarde votación en ocho colegios controlados por los croatas.

En Srebrenica, los nuevos dueños, serbios, al igual que sucedió en las elecciones generales de 1996, no han permitido la entrada al pueblo a los musulmanes que deseaban votar en el lugar del que fueron arrojados. Los colegios de Srebrenica para los no serbios se han instalado en las afueras de la localidad donde entre 8.000 y 10.000 hombres fueron asesinados por el general Ratko Mladic hace poco más de dos años, pese a la teórica protección de los cascos azules.

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35.000 desplazados

Las fuerzas de la OTAN controlan una red de rutas preestablecida para garantizar la seguridad de las 35.000 personas, la mayoría desplazados en el interior de Bosnia, que han solicitado cruzar en autocares las imaginarias pero firmísimas líneas de separación que dividen a las tres comunidades para votar en los lugares en los que vivían en 1991, cuando se realizó el último censo, que ha servido de base al de los presentes comicios locales.

El despliegue de las tropas internacionales, más de 35.000 soldados, es masivo en las carreteras y las localidades importantes, donde están apostados blindados y carros de combate. Las calles de Mostar estaban ayer semivacías bajo una intermitente lluvia. Lo más visible en ellas eran los blindados del Ejército español y las patrullas de la Guardia Civil, cuyas fuerzas tienen asignada la vigilancia de la zona.

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