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La obsesión del tamaño

Fusiones, inversiones, crecimiento..., la banca española vive un cambio radical a las puertas del siglo XXI

La llegada del euro, el tamaño de la banca, las inversiones fuera de Europa y en Europa, la privatización de Argentaria, la desaparición del Estado como dueño de empresas clave, el redimensionamiento de las cajas de ahorros... y, para rematar, el pelotazo dado por el Banco Santander con la venta de su participación en el First Union, sexto banco de Estados Unidos. El cesto no puede estar más completo. Son ingredientes más que suficientes para aventurar que el sistema financiero español está a las puertas de experimentar un cambio profundo en el que las fusiones vuelven a aparecer en primer plano.¿Cómo será esa transformación? ¿Obliga el proceso de globalización de la economía a crear bancos más grandes? ¿Habrá fusiones o intercambio de participaciones con entidades europeas? ¿Se limitarán al mercado español? ¿Están obsesionados por ganar tamaño? ¿Cómo afrontará la adaptación informática al euro? ¿Qué efectos tendrá sobre el empleo?... La batería de preguntas no acaba. Los analistas tan sólo se atreven a dar algunas pinceladas, pero la mayoría opina que esa obsesión por crecer es inevitable y hasta necesaria y que continuará una pelea feroz por el tamaño en la que sobresalen los dos grandes de la banca española: Santander y BBV.

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Ninguno de los dos quiere renunciar a la escarapela de número uno. Y los dos se encuentran preparando el terreno, cada uno a su estilo. Junto a ellos, ojo avizor y cada vez a más distancia, el Banco Central Hispano (BCH), que ha conseguido salir bastante airoso de la profunda crisis que siguió a la fusión; Argentaria, que todavía mantiene su condición de banca pública y se prepara para acabar su privatización; las grandes cajas (las Caixas y Cajamadrid); el Popular, una auténtica pera en dulce que nunca se obsesionó por la dimensión; los bancos medianos...

Triple frente

El frente es triple: dentro de España, en Europa y Latinoamérica. Asia parece descartado para la banca española. En Latinoamérica es donde el BBV y Santander han librado las principales batallas. La última se entabla en Brasil, país en el que ya ha sentado sus reales Emilio Botín, pero que se le resiste a su tocayo Ybarra. En su punto de mira tiene varias entidades, una de ellas -aunque no la principal- era el Banco Boavista, que finalmente acabó en manos del portugués Espirito Santo. En el resto de países del área ya están consolidados -también está con menos presencia BCH y quiere entrar Argentaria- y a la espera de recoger frutos.El otro frente es la Unión Europea. Y el interés es recíproco: hay muchos bancos comunitarios mirando a España desde hace tiempo y ya se han plasmado algunos intercambios de acciones. El Santander con el Royal Bank of Scotland y el San Paolo de Torino, por ejemplo; el BCH con el Commerzbank y el portugués BCP; el Popular con el holandés Rabobank y la aseguradora Allianz; el BBV parece peor colocado. En todos los bancos reconocen que es un verdadero reto por el que tienen que pasar irremediablemente si quieren competir.Y, por último, España, donde las participaciones no se circunscriben al sector financiero. El Santander dio un gran estirón con la compra de Banesto, que de paso dejó muy tocado al BBV. Y éste busca desde hace tiempo su oportunidad. La obsesión por ganar tamaño parece razonable. Pero crecer de forma significativa pasa por intentar una operación con alguno de los otros grandes. El BCH parece ir por otro camino, al igual que Argentaria. El Banco Popular que, por volumen de activos está más cerca de la banca mediana que de la grande, es la alternativa restante. En menor medida figura la banca mediana: Zaragozano, Pastor, Guipuzcoano y, por delante de ellos, el Sabadell.La toma de un paquete significativo del banco que copresiden los hermanos Luis y Javier Valls por parte del BBV es un rumor que transita por los mentideros. Ambas entidades niegan rotundamente cualquier movimiento en este sentido. Sin embargo, hay circunstancias que empujan a elucubraciones sostenibles. Son dos grupos con una filosofía bancaria similar. Su estrategia es más de corredor de fondo que de regate corto, la impronta de Botín. Y, además, el futuro aprieta. El Popular es, y muy posiblemente seguirá siendo en los próximos años, el banco español más rentable. Ese es el motivo que ha empujado a sus directivos a mantener la estrategia, aunque Luis Valls insinuara en alguna ocasión su deseo de ganar tamaño mediante alianzas. La pregunta es que si no será esa rentabilidad la mejor arma del Popular para negociar una venta, una fusión o una alianza. Y con Luis Valls, 71 años y columna vertebral de la entidad, en plena forma.

Sectores clave

Para el BBV resultaría, al menos sobre el papel, una operación muy rentable. Le colocaría en el primer lugar de la clasificación de la banca española y se sacaría la espina de Banesto. Pero no todo son los beneficios en el corto y medio plazo. Anclar el banco a largo y estar bien emplazado en lugares clave (léase empresas punteras de las telecomunicaciones o la electricidad) también son aspectos básicos de cualquier estrategia.

El BBV es uno de los componentes del llamado núcleo estable de Telefónica, junto a La Caixa y Argentaria. Su participación es del 5%, pero su peso en la toma de decisiones dentro de la operadora es menor de lo que se esperaba. Las últimas decisiones importantes -la entrada en Antena 3, por ejemplo- han sido comunicadas a los del núcleo una vez hechas.

En Telefónica, y en su órbita cada vez mayor de participadas, han confluido otras entidades financieras con intereses diferentes, lo que le concede a Juan Villalonga un amplio margen de maniobra. Cajamadrid, por ejemplo, compró tras el cambio en la presidencia propiciado por el Gobierno del PP, el 3% de su capital y su presidente, Miguel Blesa, está a punto de ocupar uno de los sillones del consejo de administración. Y el Santander entra y sale de la operadora al son de la Bolsa y de su afán de sumar plusvalías. El grupo vasco también se encuentra en el núcleo de Repsol con La Caixa y es el accionista de referencia de Iberdrola.

Lo que es harto improbable es que Emilio Botín permanezca quieto. Y más ahora justo cuando está a punto de tener la hucha repleta con la venta del 7,9% del First Union. Haya sido presionado o no por las autoridades estadounidenses para vender, lo cierto es que la plusvalía que le reportará será de 200.000 millones. Una parte de ese dinero tiene destino fijo. Al igual que el BBV, tiene la intención de amortizar anticipadamente el fondo de comercio de las filiales latinoamericanas para aprovechar lo máximo de los beneficios que produzcan.

Nadie espera que Botín se conforme con una solución tan poco espectacular. ¿Cuál será su próximo paso? Eso es algo imprevisible, aunque el presidente del primer grupo español (con permiso de Ybarra) siempre ha transmitido que también considera los sectores eléctrico y de telecomunicaciones como estratégicos.

Aunque el catecismo del Santander es considerar sus participaciones como financieras (es decir, sin compromiso alguno de permanencia y con el cartel de se vende permanente), Endesa puede ser uno de los objetivos prioriotarios. El Santander ya es accionista destacado de la eléctrica, que está a punto de sacar al mercado entre un 25% y un 35% de su capital.

Tampoco cabe descartar que el grupo cántabro haga un nuevo acercamiento a Telefónica, sobre todo si ésta acomete nuevas inversiones, especialmente en medios de comunicación. El Santander (uniendo las acciones directas y las de Banesto) es uno de los aliados de la operadora de telefonía en Antena 3 TV. Paradójicamente, a través de Endesa, también es socio, del segundo operador, Retevisión.

Otra alternativa puede ser Argentaria. Antes del verano, Emilio Botín dejó caer, con gran tacto, su interés por este grupo bancario. "Tenemos una participación poco significativa de Argentaria", dijo desde Santiago de Chile. Una frase que desató gran revuelo durante unos días y que será recordada a medida que se acerque la fecha de la privatización definitiva del grupo. Y más si el Santander intuye algún movimiento del BBV.

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