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Yeltsin critica el consumo de vodka, pero lo defiende con fines recaudatorios

No es fácil saber si el mensaje radiofónico que el presidente ruso, Borís Yeltsin, dedicó ayer al vodka fue para condenar su consumo o para estimularlo. De lo que no hay duda es de que reflejó su firme decisión de que los frutos de esta industria llenen las arcas del Estado y no los bolsillos de los contrabandistas.El líder del Kremlin anunció que los cuerpos de seguridad harán todo lo posible por impedir que entre ilegalmente alcohol en el país, y defendió la actuación de las tropas guardafronteras, que ahora mismo se encuentran en una delicada situación en el límite con Georgia. Allí se concentran actualmente cerca de 1.000 camiones cargados con la materia prima del vodka y aparentemente dispuestos a todo para llegar hasta la república rusa de Osetia del Norte y transmutar, cual modernos alquimistas, lo líquido en sólido, es decir, el alcohol en dinero.

La crisis ha envenenado las relaciones Moscú-Tblisi y ha provocado ya algunos incidentes violentos. Incluso se ha llegado a amenazar con utilizar la aviación contra los contrabandistas, al menos en misiones de apoyo . Ayer mismo, siete camiones fueron detenidos cuando ya habían logrado cruzar ilegalmente la frontera.

Yeltsin no puede predicar con el ejemplo, habida cuenta de su conocida afición a esta bebida. Pese a ello, aseguró en su mensaje que "beber es malo para la salud", pero recordó que el vodka permite al tesoro cumplir sus fines y que, ya en la época soviética, "proporcionaba la cuarta parte de los ingresos presupuestarios". Admitió la necesidad de que exista propaganda antialcohólica, pero señaló que "si la gente sigue gastándose el dinero en vodka, el beneficiario debe ser el Estado y no los delincuentes".

Mortalidad

Según él, este tráfico ilegal es el segundo negocio criminal más rentable de Rusia, por detrás tan sólo de los delitos financieros. Mensualmente, se recaudan unos 12.500 millones de pesetas por impuestos sobre el vodka, pero Yeltsin calcula que se defrauda el doble de esa cantidad, y reconoce que la trampa es posible. por la colaboración de funcionarios corruptos.

Pocos días después de defender al fabricante nacional sobre el foráneo en la disputa sobre la propiedad de la conocida marca Smirnoff (Smirnov en su versión rusa), Yeltsin elogió la calidad de las bebidas alcohólicas rusas y señaló que se producen muchas muertes por intoxicación al beber vodka de contrabando. La tasa de mortalidad por esta causa, dijo, se ha triplicado en los últimos cinco años, y entre el 30% y el 50% de todas las bebidas inspeccionadas en los comercios resultan ser nocivas.

Sin embargo, dijo el presidente, "la calidad del vodka no es lo más importante, sino la calidad de la vida de la gente. Si tiene buen trabajo y buena paga será optimista sobre el futuro y no tendrá motivos para beber o destruirse con alcohol".

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