_
_
_
_
_

Las aves ganan la primera batalla

Antonio Jiménez Barca

La guerra entre las aproximadamente 60.000 palomas que pueblan la ciudad y el Ayuntamiento comenzó el 1 de septiembre. Los técnicos municipales colocaron ese día en un rincón del Retiro, y a modo de experimento,una jaula de un metro de alto para atrapar estas aves. El objetivo final de la campaña, comandada desde su despacho en el área de Salud por el concejal del ramo, Simón Viñals, es ni más ni menos que desterrar estos animales a parques periféricos de la ciudad. Pero este primer paso táctico no ha obtenido, por ahora, mucho resultado: después de casi una hora de observación en frente de la jaula, este periódico comprobó ayer que en la misma no entraba ni una sola paloma enemiga.Pero el mando municipal no se desanima: "Esto es una prueba; y estos animales son muy reticentes a la hora de anidar en un nuevo sitio", explica Angel Mascareque, director de servicios del área de Salud. "Lo que estamos haciendo es sólo un experimento; ponemos cebos con la esperanza de que aniden en la jaula y luego pensamos analizar a las aves que entren por si tienen parásitos", precisa el director de servicios de Salud. ¿Y qué pasa después? "Nuestra intención es, a largo plazo, enviar a las palomas fuera del centro, por eso estamos viendo si esto de los jaulones funciona. Estamos hablando con la Sociedad Colombófila para que nos ilustre sobre qué tenemos que hacer para que, una vez trasladadas a los parques, se queden ahí, que será lo difícil", añade Mascareque.

Dado el afecto que las aves profesan, por ahora, por la jaula, la guerra va a ser larga. El concejal de Salud afirmó, hace unos meses, que también barajaba la posibilidad de apelar a un procedimento más expeditivo: atrapar las palomas con redes. Pero esto, aunque espectacular, se consideró poco operativo.

El Ayuntamiento tiene en contra, además, ciertos importantes aspectos estratégicos y enemigos de difícil rendición: "¿Cómo voy yo a decirle a la viejecita que da de comer a las palomas de la plaza que eso es malo para la ciudad?", exclama Mascaraque.

Pero tambien cuentan con aliados: en el área de Salud se reciben llamadas de vecinos quejándose de los bichos. Sobre todo en la zona de Príncipe de Vergara.

Entre las armas de la palomas se cuenta su pasmosa capacidad de reproducción: en un año puede doblarse la población de estas aves si encuentran medios y espacio para ello. Además, la deyección de paloma es singularmente destructiva: contiene material corrosivo y cuando se seca adquiere casi la consistencia de "hormigón armado", según Mascaraque. Hay casos de canalones reventados por esta causa.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_