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Albright advierte que "será' dura" en sus conversaciones con Arafat y Netanyahu

"Será dura con los dos". Así resumía ayer el Departamento de Estado el espíritu con el que Madeleine Albright emprendió su primer viaje a Oriente Próximo como jefa de la diplomacia norteamericana. "Los dos" a los que se referían los portavoces son el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Yasir Arafat, y el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Albright pedirá al palestino un compromiso efectivo contra el terrorismo, y al israelí, que respete el calendario de retirada de Cisjordania.

Arafat sabe que la dama de hierro escogida por Clinton para dirigir la acción exterior norteamericana va a reprocharle en términos muy severos el hecho de que grupos como Hamás y Yihad Islámica sigan operando contra Israel desde el interior de los territorios administrados por la Autoridad Palestina. Las imágenes de su abrazo en Gaza con dirigentes de Hamás han resucitado en EE UU la vieja imagen de "tramposo" del incombustible dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina. Arafat ha amenazado con dimitir y dejar a Israel sin interlocutor en el proceso, según reveló ayer un diario jordano, que asegura que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, y el rey Hussein de Jordania tuvieron que utilizar sus elevadas dotes de persuasión en la cumbre que celebraron el pasado domingo para convencerle de que no dimitiera. Ambos le prometieron convocar una cumbre árabe.En los días previos a la salida de Albright hacia Oriente Próximo, un grupo de congresistas republicanos liderados por los senadores Trent Lott y Alfonse D'Amato ha publicado en los diarios de Washington y Nueva York un anuncio pagado que dice: "Arafat no es un héroe, es un villano incapaz de detener el terror. Arafat cree que el terrorismo es el camino hacia la paz".

Albright le dirá a Arafat que, si espera que Estados Unidos siga tirando del proceso de paz, debe demostrar de modo contundente que Israel no tiene nada que temer de la AP. Para "restaurar la confianza", según la fórmula norteamericana, Arafat ha de probar que las detenciones, el lunes, de 35 islamistas de Cisjordania no son un hecho aislado.

Extirpar el terrorismo

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, será el primero en reunirse con la secretaria de Estado e insiste en anteponer las cuestiones de seguridad a cualquier otro problema que pudiera ser tratado. Su oficina emitió ayer una lista de 10 exigencias "que la AP tiene que cumplir para garantizar la integridad del proceso de paz". La relación recoge una demanda para que los palestinos cooperen plenamente con Israel y "extirpen los presuntos elementos terroristas" de su policía, y también para que "declaren ilegales a todos los grupos que promuevan o practiquen la violencia".

Pero la diplomacia norteamericana insistió ayer en que Netanyahu, que nunca ha sido del agrado del Gobierno Clinton, también escuchará un mensaje "duro". Albright le reprochará que sus proyectos de construcción de viviendas judías en el Jerusalén árabe, sus chalaneos a la hora de respetar acuerdos ya firmados entre israelíes y palestinos y el angustioso bloqueo de los territorios autónomos en Gaza y Cisjordania han dañado seriamente el proceso de paz. Y le dirá que la seguridad de Israel no es el único elemento del proceso de paz.

Desde el pasado agosto, Clinton y Albright son partidarios de la idea de resucitar el proceso de paz tan sólo para acelerarlo y llegar lo antes posible a su conclusión. "Pero", decían ayer fuentes del Departamento de Estado, "la secretaria de Estado tiene ahora la difícil tarea de convencer a Arafat y Netanyahu de que hablen seriamente después de todo lo que ha pasado en los últimos meses".

El primer ministro egipcio, Kamal Ganzuri, resaltó que "la paz es la que da la seguridad y no al contrario". En Siria, el diario oficial Baaz recordó a Albright sus declaraciones sobre la necesidad de que se respeten las bases del proceso de paz "y que se cumplan las resoluciones de la ONU".

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