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Aznar acepta negociar, sin garantías, el traspaso a Euskadi de las cuotas de formación del Inem

Luis R. Aizpeolea

El jefe del Gobierno, José María Aznar, dio ayer luz verde a la compleja negociación del traspaso a Euskadi de la recaudación de las cuotas de formación que los trabajadores pagan al Inem. Fue su única concesión al presidente del PNV, Xabier Arzalluz, a quien le pidió que no la vinculara a su previsible apoyo a los Presupuestos del 98. La reclamación estrella de los nacionalistas vascos para este curso inicia así su despegue, pero sin ninguna garantía de éxito. Tampoco Arzalluz se comprometió a apoyar los Presupuestos. Las cinco horas de reunión, celebradas en "un clima cordial", sirvieron para dar un amplio repaso a la situación del País Vasco. Fuentes del PNV se encargaron de precisar que no hubo "ningún compromiso" ni "ningún acuerdo", y que serán necesarias nuevas reuniones. Las discrepancias de fondo sobre la política antiterrorista se mantienen.

La historia se repite. Igual que hace un año, Xabier Arzalluz acudió ayer -acompañado esta. vez del portavoz del PNV en el Congreso, Iñaki Anasagasti- a la autoridad de José María Aznar para desbloquear en el terreno político la negativa del Gobierno a negociar el traspaso de la cuota de formación del Inem. Si hace un año era el vicepresidente económico del Gobierno, Rodrigo Rato, quien obstaculizaba la negociación del Concierto y Cupo vasco en las condiciones que solicitaba el PNV, en esta ocasión son los ministros de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy, y de Trabajo, Javier Arenas, quienes se oponen a que el Gobierno vasco recaude y gestione la cuota de formación continua del Inem, un 0,1% de las nóminas de los trabajadores, por lo que puede tener de precedente de ruptura de la caja única.Aznar, acompañado a su vez del coordinador general del PP, Angel Acebes, ha aceptado finalmente abrir la negociación, pero pide a Arzalluz que su desarrollo no interfiera en la posición del PNV ante los Presupuestos, según fuentes de La Moncloa. "La negociación del Inem no debe ser moneda de cambio de los Presupuestos", fue la posición que mantuvo el jefe del Gobierno ante su interlocutor.

Esta reclamación resulta emblemática para el PNV porque significaría una cesión de una parte del Inem, realizada por la fórmula del Concierto Económico, y, por tanto, de forma distinta a otras comunidades, como Cataluña y Galicia, que gestionan sólo las políticas activas del Inem. Arzalluz y Anasagasti recordaron ayer a Aznar que su reclamación está basada en la peculiaridad del Estatuto de Gernika, en una resolución aprobada mayoritariamente por el Parlamento Vasco y en una sentencia del Tribunal Constitucional que señala que las cuotas del Inem no son Seguridad Social y, por tanto, no afectan a la caja única del Estado.

Esta reclamación diferencial incomoda al Gobierno por el efecto dominó que puede tener en otras comunidades autónomas, sobre todo Cataluña. Aznar no quiere que se repita lo que sucedió hace un año con el pacto alcanzado entre su Gobierno y el PNV con el Concierto Económico. Tampoco quiere que las reclamaciones nacionalistas aparezcan como monedas de cambio por el respaldo parlamentario prestado, en este caso, por el PNV.

Consciente de la dificultad que se plantea en esta negociación, Arzalluz tampoco garantizó su apoyo a los Presupuestos, aunque expresó su buena disposición hacia ellos, del mismo modo que Aznar se limitó a hacer constar su voluntad de que la negociación se abra y, si es posible, avance.

Hilo directo

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Arzalluz propuso a Aznar un hilo directo para desbloquear en el terreno político los obstáculos técnicos que, según prevén los nacionalistas, surgirán en esta negociación. Anasagasti planteó un capítulo de reclamaciones en el terreno de las infraestructuras como la conexión del eje atlántico a través de la frontera de Irún; la autopista transcantábrica; la autopista Eibar-Vitoria y la "Y" ferroviaria vasca. El argumento del PNV es que "hay una descompensación entre el eje atlántico y el eje mediterráneo, a favor de este último".

El terrorismo ocupó otra parte importante del encuentro. Ni los portavoces de Aznar ni los de Arzalluz pudieron concretar a la salida ningún acuerdo espectacular, dadas las grandes diferencias estratégicas que les separan. Se limitaron a limar asperezas y a explicar sus posiciones. Por ejemplo, acordaron que las discrepancias en eta materia no se solventen de manera pública sino en el seno del pacto de Ajuria Enea. También coincidieron en la conveniencia de agilizar las medidas legales contra el terrorismo, que se tramitarán a través de una iniciativa parlamentaria, previa supervisión del Pacto de Madrid, y, a ser posible, antes de fin de mes. El único obstáculo que puso Arzalluz fue que la Audiencia Nacional no asuma más competencias, una vez que el Gobierno ha descartado rebajar la edad penal de 18 a 16 años en los delitos relacionados con el "terrorismo de baja intensidad".

Ni Aznar ni Arzalluz adquirieron compromisos concretos sobre la situación de los presos de ETA y la política penitenciaria del ministro Jaime Mayor Oreja, uno de los puntos de mayor enfrentamiento entre el PP y el PNV. El presidente del PNV garantizó su intención de no buscar nuevas confrontaciones en este punto, con una ponencia sobre presos en el Parlamento. Vasco agotada, e incluso le expresó su rechazo a acudir al Tribunal de Estrasburgo. Pero le pidió un gesto por parte del titular del Interior, en un momento en que ETA no tiene a nadie secuestrado. Un gesto que podría consistir en el acercamiento a cárceles vascas de presos enfermos o con alto cumplimiento de la pena. La cuestión queda pendiente de nuevas conversaciones en otros foros. En todo caso, siempre con el compromiso, inexistente hasta ahora, de discreción.

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