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Tauromaquia para bailarines cubanos

Cuatro matadores enseñan a dar pases a los componentes del Ballet Nacional de Cuba para su 'Quijote'

El Quijote bailado es un sueño, pura fantasía que poco tiene que ver con lo que escribió Cervantes. Pero con mucho aire español. Con un toque muy torero que ayer cuatro grandes matadores intentaron transmitir a los bailarines del Ballet Nacional de Cuba que, a partir de esta noche, representan este título. Oscar Higares, Cristina Sánchez, José Luis Bote y Uceda Leal se subieron al escenario del teatro Albéniz para dar unos capotazos con los bailarines , que salen con traje de luces y trapo al escenario para representar El Quijote. Porque de todo hay en esta pieza: desde molinos de viento hasta jotas o partes del más puro ballet blanco.Que nadie se llame a engaño: los bailarines del Ballet Nacional de Cuba no van a contar la historia del caballero de la triste figura. El Quijote, una de las piezas del repertorio clásico más bailadas y pedidas en los escenarios de todo el mundo, cuenta una historia de amor basada en un capítulo del gran libro de Miguel de Cervantes.

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"Es una historia romántica, por eso dentro de ella está el ideal del Quijote", explicó ayer la directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso. Con este programa, Alonso y su compañia quieren rendir su homenaje a Cervantes en el 45,0' aniversario de su nacimiento.

Alicia Alonso estaba entusiasmada. Lucía uno de esos grandes pañuelos que le cubren la cabeza, a juego, como siempre, con la tela de su vestido. Justo cuando finalizó el ensayo del primer acto se anunció la llegada de los "afamados" toreros (los de verdad). "Fíjense que uno es una mujer", se oyó decir a la gran diva desde el patio de butacas, desde donde seguía todos los pasos de su formación. Los toreros también estaban fascinados. "Me hubiera gustado más que me enseñaran ellos a bailar, en lugar de enseñarles yo a torear. Creo que el ballet tiene mucho que ver con el arte de torear", apuntó el diestro Oscar Higares.De la misma opinión se mostró su colega Cristina Sánchez. "El mundo del toreo va unido al de la danza. Al fin y al cabo, el toreo es una danza, una danza con el toro", dijo la torera, que se presentó en el teatro vestida con unos modernos pantalones blancos y una pequeña camiseta que dejaba al descubierto su ombligo.Y los bailarines, encantados. Que cómo se entra a matar, preguntó uno. "Siempre hay que arrancar con medio pecho. La muleta y la pierna avanzan a la vez. Lo único es que le pierdes la cara al toro". Que cómo se ponen las banderillas o que cómo se colocan los pies. Incluso les interesaba si tenían un régimen especial de comidas.Los bailarines cubanos, que rodeaban a los matadores españoles, les preguntaron ayer todo lo que se les ocurrió."Los trazos siempre como sueltos, con naturalidad, como cuando bailáis. Que no haya violencia", explicó Higares. Toreros y bailarines, todos en un círculo sobre el escenario, se iban pasando el trapo. Hasta de supersticiones hablaron. Y de la diferencia entre capote y muleta: una lección teórica de tauromaquia. "El toro no ve los colores, siente el movimiento", apuntó Sánchez.

El Quijote es una de las grandes piezas del repertorio clásico. Tiene la coreografía que Marius Petipa creó a finales del siglo pasado cuando se estrenó. Pero la compañía caribeña presenta una versión que Marta García y María Elena Llorente ,dos históricas de este ballet, hicieron sobre el original. La dirección artistíca es de Alicia Alonso.

"Nuestra versión tiene un gran respeto por la obra y el personaje. Es un ballet antiguo, que gusta mucho en todo el mundo. Pero en todas sus versiones, el personaje Quijote está muy olvidado. Nosotros tratamos de darle más protagonismo, más razón de ser, porque por eso se llama así este ballet", explicó ayer la ilustre ex bailarina, que asistió al ensayo general de la compañía.

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Que la música incluya jotas o seguidillas, que aparezca Sancho Panza o que haya toreros dando muletazos no debe despistar a los que no conocen este título. Es puro ballet clásico, del que se baila con zapatillas de punta. Nada de una pieza de folclor español. Así lo entiende la directora y fundadora de la compañía: "Los coreógrafos tratan de darle un aire español. Pero sin llegar- a hacerlo folclórico. Es un ballet clásico". "Me encanta la figura del Quijote, es una bella figura. Me parece también que es muy iberoamericana, muy de nosotros. La versión cubana está muy bien hilada. Se baila con muchísimas ganas. Ya no es como leerlo en el libro, ahora está en movimiento", relató Alonso mientras los bailarines se calentaban para comenzar el ensayo.

Alonso también dio importancia al hecho de que es una pieza que da para que se luzcan muchos bailarines. Y se refería también al vesturario. "Tiene mucha fantasía, como el ballet, que es todo fantasía y sueño. Hay que verlo", terminó la directora.

Don Quijote, del 3 al 7 de septiembre en el teatro Albéniz (Paz, 11. Metro Sol). Miércoles, jueves y viernes, 20.30. Sábado, 19.00 y 22.00. Domingo, 19.00. Precio: 2.500 y 1.700 pesetas.

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